La situación en Apolinario Saravia y Pizarro es complicada. La sequía ya se cobró el 30% de los rindes en la producción de maní y se prevé que afecte el inicio de la temporada frutihortícola en la zona.

Marcelo Moisés, presidente de la Cooperativa Anta, explicó que las lluvias este año fueron irregulares y afectaron seriamente el área cultivada de maní, de aproximadamente 2.200 hectáreas. “El clima nos está jugando una mala pasada; cuando en enero es habitual que llueva 200 mm, sólo recibimos 40 mm. Las precipitaciones fueron irregulares. En algunas zonas cayeron 80 mm y en otras 17 mm”, contó Moisés.

Un alivio

Sin embargo, la lluvia del lunes por la noche y martes a la madrugada dio un respiro a los productores.

Agregó que la preocupación más grande es que “la superficie que hoy ocupa el maní, a partir de mayo se destinará a las hortalizas. Dependemos para el riego de la cuenca del río Dorado, cuyo caudal hoy es escaso e insuficiente. Hace 20 años que no vivimos una situación como ésta”, dijo.

En la zona existen 400 hectáreas de invernaderos. La falta de agua podría afectar seriamente a este sector.

Moisés contó que en años normales “ya se hubieran producido al menos tres crecidas del Dorado. Sin embargo, hasta la fecha no se dio ninguna”

La situación afecta de manera directa a unos 200 pequeños y medianos productores, según datos proporcionados por la cooperativa local.

Sequía en el sur

Son alrededor de 50 productores de soja y de maíz de los departamentos de Metán y Rosario de la Frontera que fueron afectados por la sequía. Así lo informó el jefe de la agencia Metán del INTA, Ing. Alejandro Sentana, quien detalló que la situación es delicada en los parajes Palo Blanco y El Chilcar, de Metán, y en Puente de Plata, en Rosario de la Frontera.
“En la zona este de los departamentos del sur de Salta, en enero solo cayeron, en promedio, 40 mm. No hubo precipitaciones importantes y los cultivos no pudieron desarrollarse por falta de humedad; es por eso que muchos se han perdido”, dijo Sentana a El Tribuno.
La siembra se llevó a cabo en el sur de Salta a fines del año pasado con las precipitaciones acumuladas de noviembre y diciembre. Cayeron entre 150 y 180 milímetros, lo que permitió iniciar la campaña.
Sentana recordó que la última lluvia importante fue para Navidad. A partir de entonces hasta los primeros días de este mes no se produjeron precipitaciones de incidencia para el agro.
Por otra parte, el profesional señaló que en la zona oeste de Metán y Rosario de la Frontera, cercana a las serranías, los cultivos de soja sufrieron un estrés hídrico, pero se han recuperado porque las lluvias de enero alcanzaron los 100 mm.