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RICARDO N. ALONSO, Doctor en Ciencias Geológicas
4 DE Marzo 2012 - 20:43
Geólogos norteamericanos acaban de descubrir en Salta un cristal de zircón con una edad de 2.710 millones de años. Ese sería, por ahora, el elemento más antiguo que se encontró en territorio salteño y en el norte argentino. La noticia se desprende de un reciente trabajo científico publicado en la prestigiosa revista “Tectonics” elaborado por investigadores de las universidades de Tucson (Arizona) y de Austin (Texas).
En el número 30 de diciembre de 2011, salió publicado el artículo que versa sobre cómo se fue deformado la región de los Andes del noroeste de Argentina, qué tipo de cuencas se formaron y cómo se produjo la deformación de edificio andino a raíz de la subducción de la placa oceánica de Nazca por debajo de la placa sudamericana.
El informe está firmado por reconocidos académicos, entre ellos Peter G. De Celles, Barbara Carrapa, Brian K. Horton y G. E. Gehrels. Estos científicos recorrieron el noroeste argentino en una campaña de muestreo de rocas de los últimos 65 millones de años, esto es desde los tiempos que la región estaba en gran parte al nivel del mar y, en algunos casos, cubierta directamente por el mar. Era una época de mares cálidos que han dejado como registro para la posteridad huellas de dinosaurios plasmadas en las viejas playas, una gran variedad de peces fósiles, algas estromatolíticas, cocodrilos, una interesante variedad de gasterópodos, entre otros muchos restos fósiles. Luego vino la extinción de los dinosaurios, la aparición de los mamíferos y la evolución de la flora y la fauna que llegó hasta nuestros días. Durante todo ese tiempo, los Andes fueron creciendo lentamente y la formación de cadenas montañosas iba acompañada de cuencas o depresiones donde se depositaban los sedimentos que eran erosionados de esas montañas y de otras más antiguas, acumulándose en capas o estratos que guardaban en su interior los restos fósiles de los animales o plantas que vivieron en ese tiempo y también minerales de distinto tipo, entre ellos los zircones.
A medida que los Andes crecían y empujaban su carga rocosa hacia el este, iban deformando y engullendo en su interior las cuencas previamente formadas y abriendo otras nuevas hacia oriente. Si miramos un mapa de los Andes actuales, veremos que hay un límite hasta donde llegan las serranías y luego comienza la gran llanura del Chaco que representa la cuenca de antepaís. O sea, la elevación de los Andes es compensada con el hundimiento del gran Chaco, y todos los materiales rocosos que son desgastados de las montañas occidentales son arrastrados por los ríos o los vientos y llevados a depositar en la cuenca chaqueña, formando mantos de arenas, arcillas y suelos.
Ellos reconstruyeron cómo se formaron esas amplias llanuras de sedimentación a lo largo del tiempo, cómo se rompieron a medida que los Andes crecían, y cómo se fue desplazando la cadena montañosa hacia el este por el arrugamiento tectónico de la corteza superficial. Para lograrlo, tenían que buscar minerales para fechar; esto es, minerales que conservaran guardada en su interior la memoria del tiempo. Nada mejor que los zircones, una especie del grupo de los silicatos cuya composición química es silicato de zirconio, que por su dureza y resistencia se encuentra en rocas de todo el mundo. Se trata de pequeños cristales tetragonales con brillo diamantino, por lo que son muy requeridos en joyería cuando tienen calidad de gema. Pero su mayor valor radica en que son excelentes indicadores del tiempo geológico a raíz del bombardeo que produce la radiactividad en su interior y las marcas que allí deja. Precisamente los elementos más viejos del planeta Tierra son cristales de zircón de 4.400 millones de años, encontrados en las colinas de Jack Hills en Australia.
Téngase presente que la Tierra tiene 4.566 millones de años, o sea que esos cristales vienen desde los tiempos del Hádico, cuando nuestro planeta comenzaba su formación. Los zircones son entonces cronómetros geológicos muy valiosos porque ayudan a comprender muchos fenómenos relativos al origen, evolución, erosión y desaparición de las montañas a lo largo del tiempo, así como los ritmos de elevación, y la aceleración o desaceleración de los procesos dinámicos involucrados. Para llevar adelante la investigación se procesaron 22 muestras de areniscas del noroeste argentino para conseguir los cristales de zircón que fueron analizados en el Centro LaserChron de la Universidad de Arizona. Para obtener sus edades uranio-plomo se utilizó un moderno y sofisticado equipo de ablación láser, denominado espectrómetro de masas multicolector de plasma acoplado inductivamente (LA-MCICPMS). De las muestras tratadas se obtuvieron 1.925 granos de zircón detrítico que fueron analizadas por los métodos del uranio-238/plomo-206 o bien plomo-206/plomo-207.
Diremos brevemente que numerosos elementos químicos se transforman en el tiempo para pasar de unos a otros, tal como ocurre con el uranio que se transforma en plomo, el potasio en argón, el rubidio en estroncio, y así sucesivamente. Gracias a esa transformación, que tiene un tiempo conocido, se puede saber la edad que transcurrió desde que se formó una roca o mineral, cientos o miles de millones de años atrás. Precisamente, en las muestras analizadas aparecían algunos granos de zircón que superaban los mil millones de años de antigüedad. Pero, como dijimos, las rocas en que se encuentran son jóvenes desde el punto de vista geológico, ya que representan solo los últimos 65 millones de años; es decir, desde la extinción de los dinosaurios hasta nuestros días. O sea que esos granos provienen del reciclaje eón tras eón, era tras era, de viejas rocas que han dejado allí sus “zircones fósiles”. Uno de los granos fue el que despertó la curiosidad de los americanos, ya que fue vuelto a datar por el método del plomo 206/207 y resultó que tenía una edad de 2.710 millones de años, o sea que se había formado en el Arcaico, y tiene la mitad de la edad del planeta. El límite entre el Arcaico y el Proterozoico está dado en 2.500 millones de años, o sea que nuestro cristal es aun más viejo. Las rocas en que se encontró son unas areniscas del período Terciario de unos 10 a 15 millones de años de antigüedad que afloran en la región de Tartagal.
Queda claro que el cristal proviene de antiguas rocas arcaicas, como las que forman el viejo núcleo de América del Sur, y que están bien representadas en Brasil. Ese pequeño cristal de zircón estuvo “viajando” en el tiempo, pasando de unas rocas a otras, hasta que fue finalmente encontrado en el norte provincial.