Comenzó ayer la ronda de testimonios en el segundo juicio que se sigue por la tragedia de Cromañón. Durante la jornada Marcelo Antuña, exfuncionario porteño que tenía a su cargo el área de contralor de espectáculos cuando ocurrió la tragedia del boliche, aseguró que el exceso de público en los recitales “no tenía connotaciones peligrosas en ese momento”, aunque admitió que “no era común que se hicieran recitales de rock en locales bailables” como Cromañón sino que “lo normal era que se hicieran en las canchas de fútbol”.

Apoderado del Frente Grande y hombre de confianza del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, Antuña fue secretario de Justicia y Trabajo, de 2001 a 2005, período en el cual se incendió el local del barrio porteño de Once, que causó 194 muertos, y dos semanas más tarde renunció.

El exfuncionario aseveró que “el uso de la pirotecnia no era común en los recitales” en aquella época, por lo que “fue una novedad” cuando se supo que estuvo presente en Cromañón, y aseguró que “los locales que controlábamos, en general, tenían medidas contra incendios”.

Recordó que luego de la tragedia se enteró que “hubo pirotecnia en un recital del grupo Callejeros en Obras” y señaló que “se especuló con que la seguridad en Cromañón la hacía Callejeros y en Obras no, porque los controles eran más estrictos”.

En este nuevo proceso se intentará probar la relación entre el dueño del local, Rafael Levy, y Omar Chabán.