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La mayoría opta por seguir en la casa de los padres, comprar un terreno y proyectar una casa que ejecuta en tramos.
8 DE Mayo 2012 - 11:31
Las casas cuestan cifras siderales para la clase media salteña que gana sueldos de entre 3.000 y 5.000 pesos y no califica para un crédito hipotecario. El sueño de tener un techo propio se acerca más al horizonte de los inalcanzables.
Así, la realidad golpea duro a los trabajadores salteños. El préstamo personal parece ser la única salida que les permite avanzar en las construcciones por módulos y en un largo plazo que la mayoría de las veces supera los 10 años.
¿Cómo hacen los asalariados de la clase media salteña para acceder a la casa propia? “Casi con milagros”, dicen las fuentes que consultó El Tribuno para dar cuenta de las variables que interfieren en la realidad de quienes desean tener su casa propia.
A los empleados del sector público y privado con sueldos de hasta $5.000 sólo les queda acceder a una casa a través del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV). El problema es que la demanda habitacional es tanta que el IPV no da abasto. Tiene un registro de 28 mil familias inscriptas en lista de espera, pero sólo ejecutará 3.000 casas este año.
Carlos G”ttling, presidente del Colegio de Arquitectos de Salta, explicó que a esa franja de trabajadores sólo les queda alquilar y si viven en la casa paterna pueden ahorrar dinero y, en no menos de tres años, comprar un terreno. En ese caso, además del monto que pagan por un lote, “ necesitan entre 120 mil y 160 mil pesos para una casa básica”, aclaró.
Juan Biella, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Salta, explicó que un empleado que gana $5.000 puede acceder a un crédito hipotecario por 100 mil. Pero este monto es insuficiente para comprar cualquier casa.
“El problema es que con esa suma ($100 mil) ni siquiera se accede a un terreno con todos los servicios y tampoco se puede construir”, dijo Biella.
El Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Profesiones Afines (Copaipa) presupuestó que una casa básica (dos habitaciones, cocina comedor y un baño) costaba en febrero de este año, unos 150 mil pesos.
“El precio de los materiales sube 30% por año; o sea que construir hoy no va a ser lo mismo que hacerlo el próximo año”, amplió Félix Piacentini, economista y jefe de la filial NOA del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL - Fundación Mediterránea).
De a poco y a largo plazo
Elena (42) alquiló durante 17 años y en 2004 compró su terreno en San Luis. El precio, entonces, era $16.500 y ella había ahorrado $12 mil, por lo que el resto lo financió. Casi al año siguiente recién pudo comenzar a instalar los servicios e iniciar la obra.
Hoy está más cerca de culminar la casa que le demandó -y le demanda aún- trabajar en dos lugares y destinar un sueldo y medio al proyecto.
El 11 de octubre de 2007 fue una fecha emblemática. Ese día Elena dejó de alquilar y empezó a vivir en su casa, aun sin terminar, pero propia.
Rolando y Gabriela son treintañeros y están empezando a transitar el camino hacia la casa propia. El trabaja jornada completa y ella mediodía. Después de varios años de ahorro, en enero compraron un terreno en las afueras de la ciudad. Ahora evalúan cómo empezar a construir.
“Las líneas de crédito para construir son peores que las que te dan para comprar una casa hecha”, aseguró Rolando y lo puso en números: con un sueldo de $5.000 se accede a un préstamo de $100.000. “Con ese monto no es mucho lo que se puede construir y encima el crédito es muy caro porque terminás devolviendo dos veces y media lo que te prestaron”, se lamentó.
Rolando y Gaby se decidieron por una construcción alternativa: una casa premoldeada básica cotizada en $60 mil. La disyuntiva para los jóvenes es que la empresa constructora les pide una entrega del 50% en efectivo y el resto se puede financiar en cuotas con un interés anual del 25%. “Para un asalariado que trabaja casi todo el día, el desafío es muy duro”, aseguró él.
Para empezar a construir hay que tener $120.000
Para empezar a planificar en la construcción de una vivienda hay que tener, como base, entre 120 mil y 160 mil pesos, con materiales. Pero se trata de una casa básica, es decir que cuente con una cocina, un comedor, dos dormitorios y un baño; en promedio de entre 45 metros y 70 metros cuadrados. Con estos precios, y con trabajadores que en ganan 3 mil y hasta 5 mil pesos, las posibilidades se reducen solo a alquilar.
G”ttling, presidente del Colegio de Arquitectos de Salta, señaló: “Para ese segmento diría que la mayoría alquila. La demanda habitacional en Salta es muy fuerte y la realidad de esas familias es que alquilan o viven con los padres; pero sí o sí necesitan de dos ingresos para pagar el alquiler y vivir”, agregó.
En ese caso hay que pensar que un alquiler en los barrios o en los alrededores de la ciudad cuesta unos dos mil pesos mensuales, lo que para un sueldo mínimo de tres mil pesos equivale a más del 65% de su valor.
Felix Piacentini, jefe de la filial NOA del Ieral, señaló que por año los costos de la construcción aumentan entre un 30% y un 40% y agregó: “No hay que olvidarse de que Salta tiene en promedio los costos más altos de la mano de obra en el NOA”.
En ese contexto, el presidente de la Cámara Salteña de la Construcción, Antonio Romero, mencionó que el precio del metro cuadrado de la construcción varía según las terminaciones de la casa y según el terreno en el que se construye. Por lo tanto, el metro cuadrado de construcción puede salir desde $2.000 hasta $5.000.
Jorge Banchik, titular de la Cámara Argentina de la Construcción filial Salta, expresó: “Los costos son un serio problema; los precios de la mano de obra se actualizan en el camino y no se la puede contratar de antemano. Los materiales sí se pueden acopiar o comprar de una sola vez y presupuestarlos, pero la mano de obra no”.
La tierra está cara, la oferta es escasa y hay que saber qué comprar. No todos los terrenos tendrán, a futuro, el acceso a los servicios básicos.
“Hay desinversión en la prestación de los servicios, algo que trunca el desarrollo habitacional. Hay muchos loteos que, aunque quien vende no tenga mala fe, terminan siendo estafas porque no tienen el visto bueno de las prestadoras de servicios”, explicó Juan Biella, de la Cámara Inmobiliaria de Salta.
Hoy, un terreno apto, en la ciudad y con lo servicios garantizados cuesta cerca de 20.000 dólares, es decir, entre 90.000 y 100.000 pesos.
“Una persona que gana 5 mil pesos puede acceder a un crédito, pero lo que recibe no le alcanza para comprar un terreno”, advirtió.
Los lotes más baratos están en las afueras: San Luis, Camino a La Isla o a San Agustín. Pero allí también hay problemas con los servicios.
Carlos G”ttling, del Colegio de Arquitectos de Salta, manifestó que el acceso a la tierra también es un problema en la ciudad.
“Los terrenos más baratos valen entre 40 y 60 mil pesos y los más caros se pueden pagar hasta 600 mil. Los que son baratos no tienen todos los servicios y se financian en cuotas hasta en cinco y diez años que duplican su valor”, aclaró.
Las vías de financiación para construir una casa son escasas. Solo dos o tres bancos ofrecen créditos hipotecarios que, de todas maneras, para un trabajador que gana $5 mil pesos como máximo es inaccesible. Para muchos, la solución es buscar otro ingreso que se ahorra u optar por el préstamo personal que lo utiliza para construir en tramos.
Los trabajadores con un sueldo de $5000 y una antigedad mínima de 12 meses acceden a un crédito hipotecario para construcción de hasta 100 mil pesos. Ese dinero deberá devolverlo en no más de 10 años a una tasa anual variable o mixta. Según el banco, la cuota ronda los $1.500.
Jorge López Truninger, coordinador general del banco MasVentas, remarcó que “en Argentina tenemos una economía de corto plazo. La tasa del mercado es volátil, hay inflación y ni siquiera son estables para los plazos fijos; por consiguiente es imposible que los bancos ofrezcan financiamiento para 10 o 15 años porque no pueden sostener la tasa”. MasVentas solo ofrece créditos personales de 48 cuotas.
Otros bancos tienen líneas de créditos específicos para construcción, compra, ampliaciones o refacciones de vivienda. Solo financian el 75% de la obra nueva y un 100% del proyecto de ampliaciones. Este financiamiento es hasta en 20 años, con montos que van desde 50 mil hasta 500 mil pesos, con tasas anuales variables o mixtas que, según el plan, oscilan entre un 18% y un 21%.
La cuota mensual está relacionada directamente con los sueldos de quien toma el crédito. En algunos casos alcanzan hasta el 30% de los ingresos del titular. Por ejemplo, en un sueldo de $3.000, la cuota será de $1.000. Algunos bancos exigen como requisito un ingreso mínimo de $3.200.
Según los indicadores nacionales, en junio de 2011 la construcción registró la menor cantidad de metros cuadrados construidos, algo que repuntó notablemente hasta noviembre de ese mismo año, con un incremento del 37% respecto del período 2010, explicó Piacentini. El economista atribuyó el crecimiento de la actividad a dos causas: una, porque hubo muchas empresas constructoras que decidieron terminar sus obras para no someterlas a nuevos códigos de edificación con mayores exigencias, y, en segundo lugar, porque todavía se sigue invirtiendo en ladrillos. “La inversión en ladrillo es una opción de inversión, aunque considero que esta alternativa es cada vez menos rentable por los costos de la construcción, aminora la rentabilidad del inversor y los alquileres tampoco son rentables porque suben las expensas y nunca se va a cobrar un monto que balancee la inversión hecha”, sostuvo.
Banchik, por su parte, dijo que hay un universo inmobiliario que antes no se veía en Salta. “En su momento solo se pensaba en tener la casa y luego se la alquilaba. Hoy se invierte en galpones, edificios, cocheras y oficinas; hay un parámetro muy grande y amplio”, afirmó.