Andar la calle, observarla de cerca, vivirla. Esa es la nueva estrategia de acción que implementará la Municipalidad de Salta, a través de la Dirección General de Inclusión y Militancia Social, con el fin de llegar a los lugares más profundos de la ciudad afectados por el consumo de paco.

Las “Callejeadas contra el paco” arrancarán hoy en barrio Norte Grande. “Comienza en la zona sudeste de la ciudad porque consideramos que es una de las más afectadas por este flagelo”, dijo Frida Fonseca Lardiés a El Tribuno. A las 15 desde el centro barrial ubicado en Agustín Magaldi 1.320, cincuenta voluntarios sociales recorrerán los barrios Norte Grande, Francisco Solano, Santa Cecilia, Solidaridad y Convivencia para relevar la problemática existente, detectar la presencia de ranchadas (sitios en los que los jóvenes se juntan a consumir el paco), ubicar a los chicos que se encuentran en situación de calle y de consumo y que sobreviven en la marginalidad más extrema, visitar casa por casa a las familias que están desbordadas por el consumo y ofrecer ayuda.

Durante las callejeadas, los voluntarios invitarán a quienes están en situación de consumo a acercarse al centro barrial. “Lo fundamental de la estrategia es que nosotros vamos a buscar a los chicos y no esperamos que los chicos vengan a buscarnos, es acercar la ayuda a donde está el problema”, comentó Fonseca Lardiés.

A través de la estrategia se pretende abordar en el territorio a los jóvenes que están en esta situación desde una perspectiva integral, procurando que los chicos jaqueados por las drogas y la pobreza puedan reconstruir su propia historia.

El punto central de inicio de la acción será en el centro barrial de Norte Grande, el cual se constituye como un punto de acción desde el que se coordinarán las internaciones, grupos de reflexión y ayuda y las distintas actividades de resistencia al avance de las drogas en el barrio.

Se apuntará además a concientizar en solidaridad social.

El origen de la idea

Esta estrategia de acción está inspirada en el modelo propuesto por curas villeros en las villas del conurbano bonaerense. Dos de ellos, el padre José “Pepe” Di Paola, y el padre Isasmendi transmitieron su experiencia al municipio durante sus visitas.