El Partido Obrero y la Iglesia Católica sostienen posiciones antagónicas en temas clave, como el aborto, la religión y la educación. Representan filosofías incompatibles. El lunes, el diputado Claudio del Pla y el presidente del partido, Jorge Altamira, hicieron declaraciones muy fuertes acerca del arzobispado de Salta, que había recomendado no votarlos.

Ayer, Del Plá aseguró que “defendemos absolutamente las condiciones religiosas de cada trabajador”. “Nosotros cuestionamos a la Iglesia cuando se mete en política y la injerencia de la jerarquía eclesiástica de Salta en la última campaña electoral fue evidente”, dijo en referencia a las críticas del vicario Dante Bernacky frente a la posición abortista del PO.

“Nuestra propuesta tiene que ver con evitar que el aborto sea la principal causa de muerte materna, por eso somos defensores de que en la educación pública de Salta haya educación sexual científica, que los medios de anticoncepción, prevención y planificación familiar estén a disposición de todos, para que la mujer no tenga que llegar a abortar. Es una vergenza que el veinte por ciento de las adolescentes sea mamá porque no hay educación sexual adecuada en los colegios de Salta.”

No obstante, la posición a favor de la legalización del aborto traza un abismo insalvable entre el partido trotskista y la Iglesia, que considera a esa práctica como un infanticidio.