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31 DE Marzo 2013 - 01:51
Las palabras de monseñor Dante Bernacki fueron letales, certeras, como un misil teledirigido al centro neurálgico del ego político.
La designación del Papa argentino no generará acciones directas, pero es de esperar efectos en la política. De hecho ya se están produciendo.
Las palabras de monseñor Dante Bernacki fueron letales, certeras, como un misil teledirigido al centro neurálgico del ego político. Cuando los concejales quisieron reaccionar, ya tenían a miles de vecinos apoyando al religioso y criticando, una vez más, la tarea legislativa en el Concejo Deliberante capitalino. Todo fue rápido, pero la onda expansiva del impacto amenaza con extenderse a otros niveles del vínculo político-religioso.
“Dejen de perder el tiempo y pongansé las pilas. Son gente jodiendo a gente” había dicho Bernacki sobre el proyecto para prohibir el uso de pirotecnia durante los festejos religiosos, particularmente el de la Virgen de Urkupiña. La idea, que tiene un tufillo xenófobo (por aquello de que la virgen es boliviana) aún no ingresó al Concejo y no se sabe cual será su futuro inmediato.
Los conceptos de Bernacki abarcaron también a la dinámica del cuerpo de ediles. “Da la impresión de que son una fábrica de hacer ordenanzas que nadie cumple. Me parece que están mirando a cualquier cosa menos a las prioridades de la gente” disparó.
Entre la mayoría de los concejales la reacción fue esperable: corporativa y hasta descalificante del reclamo, acorde con esa forma de hacer política negando la realidad y culpando a los medios de comunicación por los problemas en la ciudad y la provincia.
Muchos se sintieron ofendidos por las declaraciones de Bernacki, aunque resultó interesante la actitud de la concejal Socorro Villamayor quien lanzó una respuestas tolerante y respetuosa al planteo, pese a ser ella la autora del proyecto en cuestión.
Pero de todos los ediles, hubo uno en particular que al parecer se sintió directamente aludido: Tomás Rodríguez. Fue justamente el presidente del Concejo quien elevó la respuesta más contestaria y absurda de todas: “El padre Bernacki es un cuadro político dentro de la Iglesia. No puede estar desinformado” aseguró, haciendo gala de una salida poco elegante a su comprometida postura frente a la opinión pública.
Es que Bernacki tampoco se olvidó en sus críticas el polémico proyecto del “Turi” Rodríguez sobre el cambio de nombre de la avenida Virrey Toledo, hoy Av Del Bicentenario de la Batalla de Salta.
La ordenanza fue, para muchos vecinos que comentaron en las redes sociales, sólo una “bomba de humo” para distraer la atención sobre otros temas mas críticos. Esto también se encuadró dentro del repudio a la poca perspectiva para abordar los verdaderos problemas de la gente.
Lo cierto es que Bernacki llegó a la médula y tocó donde más duele. Una cosa es que critiquen los vecinos -tantas veces ninguneados- y otra muy distinta a que lo haga el número dos de la Iglesia católica en Salta.
La crítica que tanto molestó a los concejales puede tener varias lecturas y análisis, pero hay algo que es seguro: no será la última y este fue solo un aviso dentro de lo que se podría considerar el “efecto Bergoglio” a nivel local.
En otro punto de la provincia, el obispo de Orán Marcelo Colombo, también se expresó crítico con las cuestiones políticas y en una de sus homilías en el inicio de la Semana Santa pidió que “dejen gobernar en Morillo” en relación a la fuerte tensión fogoneada por sectores opositores al gobierno municipal. También se manifestó sobre lo que ocurre en Santa Victoria Este y exigió que el gobierno provincial acelere la solución al conflicto de tierras.
La designación del Papa argentino no generará acciones directas, pero es de esperar efectos en la política. De hecho ya se están produciendo.