Más de cien automóviles se movilizaron ayer por la mañana por las calles de la ciudad como una manera de protestar a la forma arbitraria que utilizó la intendenta Rómula Gómez de Montero para instalar el reloj-taxímetro. El caos en la ciudad fue total por algunas horas.
Un tema que nunca supo resolver el municipio de Rosario de la Frontera ni el Concejo Deliberante, en este caso el arco oficialista que es mayoría, fue la implementación del polémico reloj-taxímetro.
Si bien hubo tres reuniones entre la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante y los remiseros, nunca pudieron llegar a un acuerdo por la sencilla razón que nunca participó el Ejecutivo municipal.
Los remiseros señalan que, en definitiva, “será la jefa comunal quien tomará la última decisión ya que los concejales demostraron que no tienen peso propio a la hora de resolver este tema de interés público sin la venia de la intendenta”.

“Durante las reuniones se habló de implementar como sistema una tabla tarifaria a través de la cual se fijaría el precio del viaje entre las empresas de remises y el Municipio. Pero grande fue la sorpresa cuando el concejal oficialista, Andrés Lackner, hizo declaraciones públicas el miércoles donde afirmó que está resuelta la instalación del reloj-taxímetro con una bajada de bandera de $ 5 y se cobraría $ 0,20 por cada 100 metros recorridos”, manifestó a El Tribuno Alberto Ramos delegado de la empresa de remises San Nicolás.
La protesta, que se inicio pasadas las 9 de la mañana, consistió en una caravana de unos 100 autos aproximadamente por las calles del microcentro de la ciudad, pero fue mayor cuando los remiseros detuvieron su marcha frente a la Casa Municipal.