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Poner los animales en forma para que puedan competir requiere de un especialista y también de una buena cantidad de dinero.
23 DE Julio 2014 - 18:38
La cosmética, la peluquería y el fitness no son solo para mujeres o muchachos metro-sexuales. En Palermo los bovinos son los principales usuarios de los distintos artilugios para estar más bellos. Para entrar a pista a competir hace falta lucir bien y, algunas veces, tapar uno que otro defectito.
La preparación que se les hace a las vacas y los toros que compiten en la Exposición Rural no es sencilla y demanda varios meses. No alcanza solo con la calidad genética y una buena alimentación para afrontar la competencia, también el animal debe lucir lo mejor posible frente al jurado y el público de la tribuna.
Como decíamos eso demanda tiempo pero también dinero, cuyo monto depende de las exigencias de cada una de las razas. Por ejemplo, razas como la Brangus o la Braford no permiten demasiada manipulación del aspecto estético de los animales, pero los reproductores llegan a la competencia habiendo sido pelados unas dos semanas antes, además de que se les realiza algún arreglo en el pelo, y se les acomodan las pezuñas unos dos meses antes.
En estás razas, la pelada y el arreglo del pelo tienen un costo que va de los $ 300 a los $500, mientras que el trabajo en las pezuñas cuesta alrededor de $200.
Cuando vamos a razas como la Angus o la Hereford –entre otras que sí permiten una mayor preparación de los animales- los precios suben. Un criollo especialista en estas tareas me cuenta, mientras sopletea una vaca Angus, que el costo de preparación de uno de estos animales es de $ 1.000 de mano de obra, a lo que hay que sumarle unos US$ 300 en productos (espray, yesos, tinturas, etc.).
Pero el mismo criollo gira la cabeza a un costado, clava la vista en un hombre con aspecto de extranjero que trabaja sobre un toro Hereford, y dice: "Pero ellos cobran bastante más". Se trata de especialistas que vienen generalmente de Estados Unidos o Canadá para embellecer nuestras vaquitas argentinas.
Me acerco al toro Hereford y entablo conversación con Rob French, oriundo de Canadá, quien luce de manera tal que lo relacionaríamos más con un grupo de motoqueros que con un especialista en embellecer vacunos. Rob cuenta que se dedica a esta actividad en sus tiempos libres, ya que es granjero y criador de ganado Angus en el país del norte.
Con una cerveza en la mano y un peine en la otra, Rob cuenta que le apasiona la actividad, que viaja mucho realizándola y que está muy impresionado con la Exposición de Palermo y la calidad de la genética bovina argentina. Conversa afablemente, a pesar de las diferencias del idioma, pero se pone un tanto osco cuando voy al punto del valor de su trabajo y no consigo una respuesta.
Me despido del canadiense y me voy pensando lo que el criollo me dijo: "Pero ellos cobran bastante más". ¿Cuánto más será?