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“Sentí la impotencia de escuchar tantas barbaridades y mentiras”, dijo desde la comisaría, donde está detenida por el crimen de su exnovio Fernando Pastorizzo.
15 DE Enero 2018 - 08:34
“Fui yo, basta; mi familia no tiene nada que ver. Yo lo maté”, le dijo Nahir Galarza a la policía el viernes 29 de diciembre, doce horas después de que encontraran a su exnovio asesinado de dos disparos. Tras un breve paso por el pabellón psiquiátrico del hospital de Gualeguaychú, la joven se encuentra detenida en un calabozo de la Comisaría de la Mujer y, en las últimas horas, hizo declaraciones por primera vez. “Sé que me quieren ver llorar y doblegada, pero no lo van a lograr”.
Mientras espera el avance de la causa, Nahir sigue estudiando. Prepara materias de la facultad (estudia Abogacía) y la acompañan también los libros de una numeróloga estadounidense, El lobo estepario de Hermann Hesse y La montaña mágica de Thomas Mann. Pese al encierro, está al tanto de las noticias y de lo que se dice sobre ella. “Por un lado tengo impotencia, pero por el otro lado soy yo quien sabe toda la verdad!, dijo al sitio BigBang News.
“Sentí la impotencia de escuchar tantas barbaridades y mentiras sobre lo que realmente pasó ese día”, insistió la estudiante de abogacía de 19 años que hace poco más de una semana recibió otro revés de la Justicia. Rechazaron otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria pero ella celebró que, al menos, el juez desestimara el peligro del entorpecimiento argumentado por el fiscal y la querella.
Tiene el pelo atado, un vestido beige y bordó y zapatillas del mismo color. Se la ve tranquila cuando sostiene que una vez que los peritos internacionales le den el visto bueno para declarar, recién entonces contará “toda su verdad”.
Según su propia confesión, la madrugada que mató a Fernando Pastorizzo volvió a su casa, dejó el arma reglamentaria de su papá sobre la heladera y se acostó a dormir. Doce horas después, se presentó en la comisaría y admitió el crimen, según ella, para evitar el “linchamiento social” de sus padres. “Sabía que si no lo hacía íbamos a quedar los tres detenidos y mi hermanito (que padece un retraso madurativo) se iba a quedar solo, huérfano”, afirmó.
La nueva coartada de Nahir tras el crimen
Desde las 5 de la mañana hasta minutos antes de las 6, Nahir Galarza estuvo enviando mensajes de WhatsApp al celular de Fernando Pastorizzo, el joven que había asesinado momentos antes. Este dato, que surge de su propia declaración ante la Justicia antes de confesar el crimen, apunta a un dato clave: la frialdad de la acusada para construir su propia coartada.
“Como no respondía lo llamé y no contestó. El último que le mandé fue a las 5.52; yo estaba esperando a que él me llamara, porque siempre me llamaba cuando llegaba, aunque sea para decirme algo”, relató la joven.
En ese momento, teorizó sobre un posible robo y señaló que Fernando tomaba alcohol “sólo cuando salía” y que nunca lo había visto consumir drogas. Pero no sólo eso: adelantándose a la investigación y buscando atajar su propia culpabilidad Nahir declaró haberse enterado de que el arma homicida pertenecía a la Policía. “Yo sabía que Fernando tenía un compañero que tenía un papá o un tío, o un pariente que era de la Policía, porque él siempre le contaba cosas que pasaban en la ciudad y que sólo sabían los policías”, expresó buscando apuntar sospechas hacia la propia fuerza.
Estos intentos defensivos se suman al relato de una mujer de 38 años -cuyo nombre no se difundió- quien habría trabajado como masajista para Nahir y su madre, Yamina Kroh.
“Me contaba que la persona que salió con ella, un chico llamado Fernando, la molestaba, la llamaba, a veces la esperaba a la salida de su casa o de los boliches. Una vez recuerdo que vino toda rasguñada a la sesión y después, en otra sesión, le vi moretones en los brazos. Y, otra vez, en la parte baja de la espalda tenía un golpe como del grande de la boca de un vaso”, expresó.
Mientras tanto, el jueves 21 de diciembre, la masajista declaró que le preguntó a la madre de Nahir sobre las marcas. “Sí, las vi, pero no puedo hacer nada, ella no me lo permite, me dice que no me meta”, habría dicho Kroh.