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Julio Cortázar
Publicada en 1963, Rayuela planteó una enorme innovación. Ahora publicarán, con el texto, el cuaderno donde fue bocetando el libro. Y los artículos que le dedicaron otros grandes escritores como Vargas Llosa, García Márquez y Adolfo Bioy Casares.
8 DE Diciembre 2018 - 11:32
"¿Encontraría a la maga?"
Con esa frase, reconocible por tantísimos, empieza Rayuela, la novela que Julio Cortázar publicó en 1963, que ya es un clásico de las letras argentinas y que por eso tendrá una edición homenaje en marzo, cuando llegue al país el Congreso de la Lengua.
Un poquito más: Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Era 1963, dijimos: en febrero la dictadura de José María Guido volvería a prohibir que se pronunciara el nombre del "tirano prófugo" y en octubre Arturo Illia ganaría la presidencia, con el peronismo proscripto, a comienzos de junio moría el Papa Juan XXIII y a mitad de ese mes la primera cosmonauta, Valentina Tereshkova, salía para el espacio.
Y el 28 de junio se publicaba Rayuela. Su autor, el argentino Julio Cortázar, hacía años que vivía en París. "Contranovela" la llamaba Cortázar. Era una apuesta audaz: se podía leer como cualquier libro, un capítulo detrás de otro -del 1 al 56- o siguiendo un orden que el autor establecía en una tabla al principio del libro y que arrancaba en el 73. Era otro libro.
Léctor cómplice
Por eso, Cortázar hablaba de un "lector cómplice". Lo contrario de eso, decía, era la pasividad del "lector hembra". Veinte años más tarde criticó esta denominación, en una entrevista con el diario El País: "Yo creo que Rayuela es un libro machista (...) Es el momento de hacer la verdadera autocrítica, porque cuando empecé a recibir una correspondencia muy nutrida con respecto a Rayuela, descubrí que una gran mayoría de lectores eran mujeres, y eran mujeres que habían leído Rayuela con un gran sentido crítico, atacándola o apoyándola o aprobándola pero de ninguna manera en una actitud pasiva, con una actitud de "lector hembra": es decir, que eran lectoras pero no tenían nada de hembras en el sentido peyorativo que el macho tradicional le da a la palabra hembra".
Como homenaje a este libro fragmentario y desafiante, el VII Congreso Internacional de la Lengua Española, que se hará en Córdoba en marzo de 2019, la Real Academia Española (RAE), la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), la Academia Argentina de Letras (AAL) y la editorial Alfaguara publican una edición de la novela en la que recuperan lo que escribieron sobre Rayuela Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares y Carlos Fuentes, quienes fueron contemporáneos de Julio Cortázar.
También incluye trabajos de los escritores Mario Vargas Llosa y Sergio Ramírez, y de los críticos Julio Ortega, Andrés Amorós, Eduardo Romano y Graciela Montaldo.
El propio Cortázar dijo sobre su novela: "A mí se me ocurrió —y sé muy bien que era una cosa difícil, realmente muy muy difícil—, intentar escribir un libro en donde el lector, en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera en primer lugar diferentes opciones. Lo cual lo situaba ya casi en un pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tomado diferentes opciones al escribir el libro".
La edición conmemorativa recupera, por primera vez desde 1983, la reproducción facsimilar del Cuaderno de bitácora, la libreta en la que Cortázar fue anotando ideas, escenas y personajes de la novela durante el proceso de escritura. Así se puede seguir el proceso creativo del gran cronopio de la literatura argentina.
Fuente: Clarín