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Chirete Herrera observó con frialdad las espeluznantes fotos del crimen.
23 DE Marzo 2018 - 00:00
El grado de perversidad con que Chirete Herrera procedió para terminar de manera salvaje con la vida de Andrea Edith Neri quedó graficado en la audiencia de ayer en la sala del Tribunal de Juicio. No se conmovió para nada cuando observó las desgarradoras imágenes tras haber asesinada a su pareja y madre de un pequeño de dos meses de edad.
El femicida ni siquiera se inmutó cuando el padre de la joven le gritó en tono amenazante "te voy a seguir hasta el infierno". La actitud fría de Herrera constrató con la que mostró el martes pasado cuando se proyectó el video de los últimos 52 minutos de vida la joven.
Ese día sufrió una crisis de nervios al observar el ingreso de Andrea, con su pequeño hijo en brazos, al penal de Villa Las Rosas. Eran cerca de las 14 del 5 de enero del año pasado cuando la joven iba a su encuentro, sin saber que la estaba esperando con una arma de carpintería para atacarla salvajemente. Luego de ser retirado del recinto fue asistido por el cuerpo de médicos del Poder Judicial. Una hora después retornó a la sala de audiencia con el rostro pálido.
Ayer no hizo ningún gesto, no mostró ni una mueca de remordimiento y permaneció sentado todo el tiempo, rodeado de la celosa guardia de cancerberos del grupo especial de custodia del Servicio Penitenciario Provincial. Los agentes no le sacan la mirada de encima, auscultan cada uno de sus gestos. Por razones de seguridad lo mantienen esposado y para trasladarlo a la Ciudad Judicial se monta un riguroso operativo. Esto grafica el grado de peligrosidad del femicida.