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4 DE Julio 2018 - 00:11
En los últimos días dos casos han despertado el interés del público en general, pero en particular de los hinchas del fútbol. Nos referimos a las situaciones del “ex” jugador de Vélez Sarsfield Mauro Matías Zárate y del director técnico de la Selección nacional, Jorge Sampaoli (para muchos también “ex”). Frente a la danza de millones de dólares que implican sus contrataciones (y “descontrataciones”) pocos caen en cuenta de que se trata de “simples” asalariados. Estamos ante trabajos que se realizan, por cuenta ajena, para un empleador que organiza la tarea, la paga y se beneficia con esa dependencia, a cambio de una remuneración: esa es la definición de una relación laboral.
De hecho, las particularidades de ambas profesiones (jugadores de fútbol y directores técnicos) se encuentran reguladas por sendos convenios colectivos de trabajo (CCT) y ambas se han agrupado en los respectivos sindicatos (Futbolistas Argentinos Agremiados y Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino). Los jugadores, también por un estatuto sancionado mediante ley 20.160, de 1973. Aquí las particularidades de cada caso.
Contratación a plazo fijo
Cuando aún la AFA todavía está pagando las indemnizaciones de Gerardo Martino y de Edgardo Bauzá, se está por resolver el “despido” de Jorge Sampaoli. No se conoce el texto del contrato, pero se sabe que el técnico tiene una cláusula por la que le tienen que pagar 20 millones de dólares si es que rescinden su contrato antes de 2022. Recién en 2019, luego de la Copa América, ese número se reduce y la AFA tendrá que abonar 9 sueldos completos. Si ese contrato se hubiera realizado siguiendo la ley de contrato de trabajo, por tiempo indeterminado (sin fecha de finalización), le tendrían que haber pagado solamente dos remuneraciones (una por cada año de servicio). Sin embargo, también en el derecho del trabajo un contrato a plazo fijo puede traer sus complicaciones. Si bien muchos empleadores intentan celebrar contratos a plazo fijo creyendo que es más beneficioso para sus intereses, no advierten que también la ruptura antes de tiempo del contrato puede implicar el pago de todas las remuneraciones faltantes hasta la fecha convenida para su finalización. Por otra parte, son nulos los contratos a plazo fijo que no tengan una causa que objetivamente justifique su celebración (por ejemplo, el reemplazo de un trabajador enfermo o una mujer embarazada; también si el empleador gana un contrato de obra o suministro por un plazo determinado).
Lo que la prensa no ha advertido es que la AFA no solo deberá afrontar el costo del despido del director técnico, sino también la del nutrido equipo que lo acompañó integrado por diez personas que incluyen otros entrenadores, preparador físico, ayudantes, entrenador de arqueros, adjuntos en preparación física y analistas de videos.
La “traición” de Mauro
No solo los fanáticos de Vélez Sarsfield sino los hinchas de cualquier equipo ven como una felonía al jugador que se pasa a otro equipo (no hace mucho el Nápoles declaró traidor al Pipa Higuaín por su pase al Juventus). Desde el punto de vista del derecho del trabajo, no existiría regulación que pudiera obstaculizar la soberana decisión del jugador de pasarse al club que quiera. Lo que se exige laboralmente es un “deber de fidelidad” y un deber de “no concurrencia desleal”, pero en principio solo son exigibles en forma simultánea con la contratación.