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Fiesta Nacional de la Pachamama de los pueblos andinos en San Antonio de los Cobres. Archivo
Largo y angosto, agosto despierta ritos ancestrales a la Pachamama. Las ceremonias llegan desde la cultura preincaica para prevenir males.
1 DE Agosto 2018 - 12:11
En una tradición que se repite cada 1º de agosto, desde las primeras horas del día se realiza el sahumado de las casas para limpiar y purificar los espacios. Es común percibir el aroma del incienso que emanan desde el interior de las casas perfumando el ambiente con ese olor característico de agosto. La sahumada, como ritual heredado de los antepasados, persiste vigente y tiene un fuerte significado de purificación.
En diálogo con El Tribuno, la investigadora de la Fundación Ecos de la Patria Grande y directora de la Academia de Quechua Qollasuyo, Katia Gibaja relató que la tradición se remonta a periodos preincaicos e incaicos.
“Eran personas que se daban cuenta de la mortandad de su pueblo, la mayoría de las personas que morían era en el mes de agosto y muy especialmente niños y ancianos. Esto era algo que ocurría objetivamente, por eso es que, como un nivel preventivo, decidieron que los 31 de julio se limpie todos los lugares en los que pudiera haber focos infecciosos, para tratar de evadir cualquier procreación de virus, bacteria o microbios”, instruyó Gibaja.
Para finalizar con el ritual, esta cultura, cada primero de agosto sahumaban con hojas desinfectantes, que la mayoría no tenía en sus casas y debían buscar. Tal es el caso de las hojas del chachacomo, el moire o el achancaray, que “lógicamente hoy ya no los podemos encontrar pero si se ha hecho una mixtura de diferentes tipos de historias, incluso de ahuyentar los espíritus, cosa que no tiene nada que ver con este rito ancestral”, agregó la investigadora.
Para ella, realmente se trataba de hacer una prevención de la salud física y la salud mental.
A primera hora del ritual se debía tomar el “Qoymi” una infusión que era una especie de vacuna antigripal pero bebida. “Es una infusión de plantas que ayudaba a afrontar este mes en el que los vientos calientes llevaban microbios de la zona de las Yungas. Esto hacía que los más débiles cómo los niños y los ancianos se enfermaran y murieran”, indicó.
Cuenta Gibaja que durante 15 días desde el primer día del octavo mes, los incas no tocaban la tierra, no se plantaba nada y solo se realizaba una observación natural.
“Eso consistía en ver los vientos, el vuelo de los insectos, si las palomas tomaban ramas fuertes y duras o una rama más delgada para armar el nido, todo esto los ayudaba a entender como sería el clima para los próximos meses, y poder prever si habría inundaciones o sequías, y saber qué semillas se van a sembrar para tener éxito en la cosecha. Eso es el primer método del conocimiento científico, observación natural que tenían nuestros ancestros”.
Por eso es que el homenaje a la Pachamama se puede realizar en cualquier momento de la primera quincena del presente mes.
Con la corpachada que es una palabra quechua que significa el convite a la Madre Tierra como si fuera una persona.
Se prepara una rica comida y se elige las mejores bebidas para agasajar a la principal invitada, la Pachamama. Se abre una boca en la tierra en un lugar que se va a usar siempre e incluso quienes viven en departamento lo hacen en maceta.