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Con su familia se manifestó de este modo para ser escuchado por las autoridades del Instituto de la Vivienda, en Salta capital. El lunes debe desalojar la pieza que alquila.
6 DE Septiembre 2018 - 14:59
Gabriel Burgos no tuvo otra salida que ponerse en la vidriera para que todos vean a su familia: un hijo de 7 años con atrofia cerebral y su mujer con problemas en los huesos, entre otros males. Él padece de escoliosis o desviación de columna que no lo deja mantenerse erguido por mucho tiempo. Los tres estuvieron en la vereda capitalina del Instituto Provincial de la Vivienda. El motivo: lleva 8 años sufriendo una burocracia cruel y ciega ante su realidad. La familia alquila en Rosario de Lerma y debe desalojar el inquilinato porque la dueña del inmueble teme que “a los discapacitados no los podrá sacar jamás de su propiedad”.
Están inscriptos en el IPV, aunque jamás se consideró lo especial de su caso. La última vez que se hizo un sorteo de viviendas en Rosario de Lerma, apenas pudo ingresar al cupo de casos especiales. Había 6 viviendas para 80 discapacitados. Como es costumbre, no le tocó tener un techo. Desde entonces busca alquilar, y en todos lados le dicen: a discapacitados no les alquilamos.
Su historia desafortunada fue conocida por El Tribuno en julio pasado. “Burguitos” es muy conocido, es canillita y tiene su puesto en la plaza principal de Rosario de Lerma. Viendo la falta de respuestas, este jueves tomó una decisión junto con su familia. Se encadenó en las afueras de las oficinas del Instituto Provincial de la Vivienda. A poco de comenzar su reclamo, un funcionario lo invitó a dialogar intentando remediar la situación de la familia.
“Tuve que venir y exponer a mi familia para que me escuchen; me ofrecieron una entrega inmediata de un terreno y que me construirían un módulo habitacional (un baño y un dormitorio). Pero que entre tanto siga alquilando. El tema es que no tengo tanto dinero como me exigen. Me piden depósitos de garantías y adelanto de cuotas; entiendo que estas solicitudes se deben a que soy discapacitado. Es una manera de no alquilarme”, dijo Burgos, sobre su odisea para asegurar un techo para su familia.
La próxima semana debe entregar la vivienda que alquila. “Un funcionario de apellido García Bes me dijo que vaya a buscar a la señora que me alquila y que el IPV la convencería de estirar los plazos del alquiler, para que ellos tengan tiempo de construir el módulo habitacional que me quieren entregar”.
Esta propuesta extraña fue rechazada por Burgos que se ve impedido de trasladar a la locataria hasta el IPV. Desde el organismo le dijeron, además, que no hay por ahora una casa para él, aunque lo anotaron en la lista de prioridades. Vale decir que de las actuales viviendas, si alguna es desadjudicada a una familia, pasaría inmediatamente a la familia Burgos.
“Quiero pagar una vivienda dignamente, de la manera que me ofrecen los alquileres es imposible. Mi decepción es enorme porque me dijeron dos meses atrás que podría tener una vivienda en el sorteo pasado. Después aparezco en el sorteo entre muchos postulantes. Hasta planteé mi tema en oportunidad que el gobernador fue a Rosario de Lerma. Después me empezaron a llamar que pronto podría tener soluciones. Pasó el tiempo y ahora tengo que desalojar en donde vivo”, acotó el canillita Burgos. Las últimas viviendas construidas en Rosario de Lerma son estas 60 sorteadas en el mes de julio. Todavía no hay estimaciones de construir nuevas casas. Los lotes municipales son la única solución, pero Burgos deberá hacerse cargo de la construcción. Mientras, también deberá alquilar, pero no encuentra ni una oportunidad.