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Todo un símbolo: la renovación del Ferrocarril Belgrano arrancó con gran empuje, pero aún no generó beneficios para la región. Industria vinícola en Cachi: las ventajas que generó el dólar para estimular la exportación resultan ahogadas por los impuestos. Con el turismo ocurre lo mismo.Ganadería: las posibilidades que ofrece Salta para el desarrollo de pasturas no se aprovechan.
La recesión, que ya lleva ocho años, resulta implacable para el desarrollo regional
21 DE Febrero 2019 - 03:11
El Plan Belgrano fue el más formidable proyecto que se haya descripto para desarrollar (o seducir, al menos) a las provincias del Norte argentino. Fue lanzado en 2015 y relanzado en 2018. Y desde hace seis meses no se lo menciona en ningún informe. Hoy parece un sueño incumplido y del que nadie se acuerda. El torbellino del dólar, la inflación, la deuda y el déficit derrumban cualquier objetivo productivo, sobre todo cuando falta convicción
La inequidad entre las regiones central y pampeana con el resto del país es uno de los problemas de fondo, con efectos sociales y económicos progresivamente destructivos. Esto nadie lo discute. Pero el único gobierno que transformó la retórica de campaña en un plan de desarrollo fue el de Mauricio Macri. El problema es que ese plan no pasó a los hechos.
Los votos y el mercado están en la Pampa Húmeda, y esa realidad marca las urgencias de la política y de la que ningún partido ni candidato se aparta.
El Plan Belgrano vino de la mano del objetivo del "supermercado del mundo". Las provincias del Noa y el Nea, y Salta más que ninguna otra, ofrecen la superficie necesaria como para ampliar la oferta.
Para ampliar la oferta hay que producir. Si el Plan Belgrano es un proyecto olvidado, como el norte, la generación productiva en el país parece un tabú para los gobiernos. Ninguno, desde hace cuatro décadas, logra salir de la trampa mortal del déficit, y de su secuela de inflación, recesión y desempleo.
Una zona que espera
Según la consultora cordobesa Idesa, en el norte, de cada tres empleados dos son públicos y uno privado. En el primer trimestre del 2018, en el área metropolitana, el 66% de los asalariados registrados eran privados y un 34%, empleados del Estado. En la región centro y patagónica, la relación era de 58% privados y el 42% públicos. En el norte del país la proporción se invierte: el 41% son asalariados privados mientras que el 59% son empleados públicos. "Esta situación es la que explica las enormes brechas de desarrollo entre la región metropolitana y el interior del país, en especial el norte", consigna Idesa. "Seguir utilizando recursos estatales en las regiones más pobres para financiar empleo público y asistencialismo, más allá de las buenas intenciones declamadas, perpetúa la decadencia".
El Plan Belgrano explicitó la decisión de impulsar un conjunto de medidas diferenciales tendientes a promover el desarrollo del norte argentino. No solo no apareció el dinero, sino que tampoco se generaron beneficios.
Economías regionales.
Hace pocos días Macri anunció beneficios para las empresas agroindustriales de economías regionales, que dejarán de abonar cargas patronales por aquellos empleados con salarios brutos de hasta $17.509, mientras que para remuneraciones superiores se abonará solamente el impuesto correspondiente a la diferencia entre el salario y ese tope. Lo presentaron como un bálsamo, cuando la presión tributaria hace estragos. "Con cada productor que crece, crece la Argentina", dijo el presidente, y entre otros ejemplos mencionó el tabaco y la caña de azúcar en Tucumán, Jujuy y Salta. El potencial de nuestra provincia va muchos más allá del azúcar y el tabaco. Salta tiene expectativas fundadas en un desarrollo agroindustrial global, en base también a ganadería, oleaginosas, legumbres, frutas, hortalizas y madera, además de industrias derivadas de la minería y, también, turismo.
El anuncio de Macri no fue bien recibido. "La mayor parte de los sectores agroindustriales que lideran la destrucción de empleo no fueron incluidos en la rebaja de aportes patronales", señala la revista digital Valorsoja. Entraron en el beneficio rubros cuyo salario promedio bruto oscila entre $49.000 y $30.000. En el segundo trimestre de 2018 el sector aceitero, la industria láctea, el tabaco, las curtiembres, bebidas no alcohólicas y celulosa lideraron la caída del empleo. La mayoría quedó afuera del beneficio.
La timba financiera
“La magnitud de la devaluación incidió profundamente en todas las producciones. Aquellas que generan productos mayormente exportables tuvieron ciertas posibilidades de mejorar la situación, aunque en general no fue tal el beneficio”, opina Coninagro.
“Las producciones que pueden dar trabajo y generar empleos están mal. Y está complicada la economía por la caída del salario”. Según la Federación Agraria “es inviable seguir con este modelo de timba financiera con tasas altísimas”. La entidad propone “declarar la emergencia productiva”.