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El último capítulo fue anoche y los espectadores tuvieron reacciones de desencanto a través de las redes sociales. Atención spoliers.
20 DE Mayo 2019 - 09:53
Las reacciones al capítulo final de Game of Thrones fueron más o menos las esperables: la mayoría de los espectadores -utilizando las reacciones en las redes sociales como termómetro- pusieron el grito en el cielo tras lo que consideraron que fue un cierre anticlimático. Existieron también los que lo elogiaron por corregir algunos errores que se produjeron en capítulos anteriores, y también quienes lo amaron a más no poder. Lo cierto es que anoche terminó la serie más grande jamás creada, y su final fue -dadas las circunstancias- el mejor final posible.
Tras una temporada caótica, el último capítulo tuvo la titánica tarea de cerrar las líneas argumentales que quedaban abiertas, es decir, las historias que se habían acumulado durante ocho años. Los creadores optaron por un camino más bien tibio, y lejos de buscar una de las sorpresas que habían transformado a GoT en una serie novedosa (como la muerte de Ned Stark, que fue el puntapié para la guerra que terminó anoche), tomaron el sendero rápido para solucionar el “problema de Daenerys”. Lo mismo hicieron con el rey, ya que, tras una guerra que le costó la vida a cientos de miles de personas, simplemente eligieron a quien “tenía la mejor historia”. La historia de Bran es interesante, pero sin ir muy lejos, Jon tiene una historia que lo es aún más. Pero los tiempos en los que las decisiones eran pensadas en profundidad están muy lejos, y Bran fue elegido por aclamación en dos minutos, y a otra cosa.
Algo en lo que no ahorraron fue en momentos poéticos. El más impactante sin dudas es la muerte de Dany. Desde la llegada de Jon al salón del trono con Drogon cubierto de nieve hasta el momento en el que el dragón parece comprender que la ambición por el Trono de Hierro fue lo que al final le costó la vida a su ama, la escena casi justifica el capítulo entero. Es poética también la circularidad de la historia de Westeros, en la que los reyes Targaryen enloquecen y son asesinados por personas de su confianza. ¿Era el final que merecía la Madre de los Dragones? La respuesta es que no había tiempo para más.
Sacando a Daenerys, los demás personajes tuvieron los cierres que sus personalidades requerían. Tyrion volvió a ser mano del rey, algo que no le gusta pero le sienta bien. Jon partió al norte con su lobo -para alivio de todos los que lo habían odiado por no despedirse de él en el capítulo anterior- Tormund y los salvajes, luego de ser sentenciado a volver a la Guardia de la Noche. Sansa finalmente logró ser reina por mérito propio. Brienne recuperó algo de su dignidad tras el desliz del capítulo 4 en el que lloró por Jamie. El cierre de Arya fue quizás el menos esperado: la jovencita decidió irse a explorar el mundo, un giro que dejó a todos preguntándose si no sería el disparador para otra serie. Esperemos que sí.
Es injusto decir -como tantos internautas repiten- que el final de GoT arruinó la serie. A lo largo de 73 capítulos la historia mostró de manera innovadora un mundo en el que la política se mezclaba con los elementos más clásicos de la fantasía de una forma en la que nadie lo había hecho antes. Sus personajes fueron más complejos de lo que casi ninguna otra producción para televisión había mostrado antes, y su historia fue atrapante a niveles insospechados. Lo más probable es que pasen años hasta que podamos ver algo igual, y muchos más para olvidar lo que vimos.
Fuente: Mdzol