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El actor habló con El Tribuno antes de presentar “Los vecinos de arriba”, este sábado a las 22 en el Teatro del Huerto.
12 DE Julio 2019 - 19:05
Con más de dos años en cartelera, “Los vecinos de arriba” recorre el país con un éxito irrefutable y este sábado subirá al escenario del Teatro del Huerto, a las 22. Las entradas se venden en el mismo teatro y también en Alto Noa Shopping y www.autoentrada .com
Diego Peretti, Muriel Santa Ana, Rafael Ferro y Julieta Vallina logran transmitir la esencia de esta comedia divertida con una mirada sincera sobre la agonía de un matrimonio tradicional en contraposición con la exaltación de la sexualidad y el revivir del amor en la pareja vecina.
El autor de la obra es el catalán Cesc Gay, con versión y dirección de Javier Daulte. “Sin duda, una de las aventuras más grandes y ambiciosas que cualquiera de nosotros puede llegar a experimentar en esta vida es la de vivir en pareja. Un reto mayúsculo, lleno de adversidades y obstáculos en el que la lucha acontece a diario, las trincheras son infinitas y el consuelo ante las heridas y los rasguños sufridos a menudo es escaso o poco saludable. Aun así, de forma inexplicable hombres y mujeres seguimos intentándolo”, dice Cesc sobre su obra.
Opinión que comparte Diego Peretti y que, previo al viaje del elenco a Salta, dialogó con El Tribuno.
La expectativa del público permanece abierta con este guión, porque cuestiona, nada más ni nada menos, que de la sexualidad y el amor...
Es una obra muy buena, que repercutió donde se estrenó, en Barcelona, luego en Madrid, Chile, Colombia, Perú y Brasil, y funciona muy bien en la Argentina. Es que trata de un matrimonio “rutinizado”, a punto de explotar por cualquier diferencia que tienen, frente a la pareja del departamento de arriba que tiene una vida sexual liberal, ruidosa. A medida que van conociéndose entre ellos, la grieta del matrimonio que encarnamos Muriel Santa Ana y yo, se va abriendo cada vez más y la discusión se hace más gruesa.
Esa temática es la que genera en el espectador un enganche increíble, tanto que llevamos casi tres años en la plaza porteña con una repercusión que nunca me ocurrió. Por eso se decidió sacarla a las provincias y ya recorrimos más de una docena de ciudades.
La gente va al teatro para entretenerse y reirse, en lo posible. Pero cuando se toca la cuestión de la sexualidad y el amor, es un imán especial. ¿Esto lo experimentaste frente a cualquier público?
Absolutamente. Porque en este libro no es una pareja que discute por los hijos, por los suegros o por cuestiones económicas... Lo hacen porque discuten por el vínculo sexual, cómo se desgasta, envejece y cómo debe renovarse. El tema constantemente rodea esa pregunta a partir del contraste de la vida sexual de los vecinos de arriba.
En tu propia obra “Por H o por B” también ahondás en los vínculos de pareja, el amor y la culpa. ¿Quizás tu raíz de psicoanalista genera una atracción particular por interpretar este tipo de temáticas?
Sí... pero no solo yo me engancho con el tema, sino que el mundo entero está con esa cuestión dando vueltas en nuestra cabeza. Desde que era adolescente, y pienso que en todas las épocas, nos cuestionamos sobre la fidelidad si o fidelidad no, sexualidad libre o sexualidad comprometida... todas preguntas que se vienen haciendo desde siempre. Pero se hacen para hablar, porque nadie tiene la respuesta. Es como cuando nos preguntamos sobre el destino, sobre la muerte... son incontestables. Sin embargo insistimos y queremos saber, porque se trata de un mundo interno y enigmático.
Los artistas reciben mucho ese tipo de preguntas porque, evidentemente, los periodistas y la comunidad
quieren saber y conocer la mirada del otro. Pero nadie sabe sobre eso. O al menos yo no lo sé y si tuviera las respuestas estaría lleno de plata.
Es que es un punto que nos moviliza...
Por supuesto que nos moviliza, porque tiene que ver con las relaciones. El hombre transita por este mundo y necesita querer y ser querido. No podemos vivir solos, nos volveríamos locos. Si no tuviéramos la devolución del otro para nuestras acciones y preguntas, sería un desastre. Necesitamos lo afectivo del otro, que nos cuiden y nos contesten. Por eso el tema del amor es tan profundo y debatible y en esta obra de teatro es esencial.
Con tantos viajes y tiempo en escena, ¿no se hace difícil la convivencia entre el elenco?
No, porque cuando es buena gente no pasa eso. Es una obra que funciona tan bien que da gusto hacerla, nos divertimos juntos, no hay problemas, nos llevamos muy bien y son grandes actores.
Por otra parte, terminaste de rodar la película “El robo del siglo”...
Así es, en compañía de Guillermo Francella, Rafael Ferro, Luis Luque y Pablo Rago, conformamos la banda que robó la sucursal del banco Río en Acasuso, en 2006. Saquearon 145 cajas de seguridad, 60 millones de dólares entre joyas, efectivo y documentos de propiedades, y huyeron en dos gomones por los desagües sin herir a ninguno de los 23 rehenes. Es un filme que se prevé estrenar en enero de 2020.
¿Y hacer televisión está en tus planes?
No, porque no me puedo clonar (risas). Con tanto teatro y lo del cine es difícil. En septiembre estrena una película “Iniciales S.G”, que hice hace un año con directores estadounidenses, muy buena, premiada en el festival de cine TriBeCa, en Nueva York. Todo esto hace muy difícil meterme en algún proyecto televisivo, pero además no encuentro cosas que me hayan gustado.
De todas formas, todo depende de las propuestas.