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Entrega de árboles en el marco del programa Revolución Verde, en 2015.
Se estima que hay unos 180 mil ejemplares. El 58% presenta problemas sanitarios.
7 DE Julio 2019 - 01:41
La ciudad de Salta tiene un arbolado anárquico que, más que sombras, embellecimiento urbano y servicios socioambientales, genera dolores de cabezas a miles de vecinos.
Por décadas, esta sensible materia de la gestión municipal se manejó sin un plan maestro, con criterios técnicos oscilantes, una burocracia imperturbable e incalculables derroches de energías, recursos y tiempo.
De hecho, hasta hoy se carece en la capital de un censo forestal amplio que permita conocer, con bases sólidas, la masa forestal, la variedad de especies, su estado de adaptación y los problemas sanitarios provocados por las malas prácticas silviculturales.
El 1 de septiembre de 2014, en el marco de la llamada Revolución Verde, el municipio donó 10 mil ejemplares a la Asociación Amigos del Árbol, Bosques y Parques Nacionales para ser plantados en diferentes sectores del ejido urbano.
Ese mismo día, Intesar, firma del grupo cordobés Electroingeniería, selló el compromiso de entrega de los primeros 30 mil plantines, de un total de 180 mil, de especies nativas, que estarían completamente incorporados al arbolado público de la ciudad de Salta hasta fines de 2015, según los anuncios.
Las promesas solo se cumplieron en parte y muchos de los plantines sucumbieron.
El censo forestal que se había iniciado en 2011, en el marco del programa Recuperación del Arbolado Urbano, nunca pasó de ser un relevamiento parcial e insuficiente para cimentar un plan maestro. Por ese entonces, la Secretaría de Ambiente y Servicios Públicos ya estaba abarrotada con 2.487 pedidos, sin respuestas, acumulados desde 2009 hasta 2015. Eran solicitudes de vecinos que tenían sus veredas destruidas y sus propiedades puestas en vilo por añosos ejemplares, de especies desaconsejadas, que para la burocracia municipal eran y siguen siendo intocables e irremplazables.
El atolladero administrativo se enraizó a tales extremos que, ante podas desesperadas, muchos vecinos y vecinas quedaron envueltos en desmedidas actuaciones policiales, penalizaciones económicas y expedientes contravencionales abiertos en fiscalías.
¿En qué estado se encuentra realmente el arbolado urbano? El municipio todavía adeuda a la comunidad una respuesta definitiva.
En el relevamiento forestal de 2016 se estimó que la ciudad tenía alrededor de 174 mil árboles y que el 58% presentaba algún problema que requería intervenciones de poda y reposiciones con especies aptas.
Según registros oficiales, desde enero de 2016 hasta estos días, la Secretaria de Ambiente y Servicios Públicos plantó unos 12 mil árboles en distintos sectores de la capital.
De acuerdo con los datos que lleva el organismo se pusieron 1.389 ejemplares durante 2016; otros 5.339 al año siguiente y 3.052 en 2018. Entre enero y mayo último se dispusieron 1.389 más en diferentes puntos de la ciudad.
De acuerdo con la ordenanza 7.060, cada frentista debería contar al menos con un árbol en su vereda.
El arbolado urbano no solo es estética, sino que implica servicios sociales y ambientales de importancia fundamental como la disminución de la temperatura, la regulación de las inundaciones y el secuestro de partículas de polvo en suspensión y gases de efecto invernadero.
Una décima parte de los 200 mil árboles nuevos que prometía la Revolución Verde absorbería anualmente entre 200 y 300 toneladas de carbono.
Los árboles jóvenes, en activo crecimiento, secuestran cantidades significativamente mayores de dióxido de carbono (CO2) que los árboles maduros o sobremaduros. En la ciudad de Salta aproximadamente 105.000 árboles esperan intervenciones y reemplazos. Se trata, mayoritariamente, de ejemplares de especies exóticas cuyo desempeño en el clima local es regular a malo. Suplantarlos con especies autóctonas con mayores aptitudes contribuirá a absorber casi 2.100 toneladas de CO2 por año, durante al menos cuatro décadas.
Según un informe técnico que elaboró la Secretaria de Ambiente municipal en 2017, con un adecuado manejo del arbolado público podría reducirse la temperatura urbana de la ciudad de Salta en 2 grados centígrados.
Una renovación de forestales con solo 20.000 árboles jóvenes de especies nativas absorbería más de 52,2 millones de litros de agua de lluvia por año, con lo que bajaría la incidencia de inundaciones frente a la mayor recurrencia de tormentas severas causada por la emisión de gases con efecto invernadero, el calentamiento global y el cambio climático.
Con esa cantidad de árboles jóvenes y aptos, además del dióxido de carbono (CO2), se absorberían alrededor de 1.164 toneladas anuales de gases y partículas contaminantes atmosféricas.
En la plazas, plazoletas y espacios destinados a espacios verdes, tiene una cobertura total de 3,58 metros cuadrados por habitante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda 10 metros cuadrados (como proporción mínima) y 15 (como valor ideal).