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La historia de la primera Generación Dorada, campeones del mundo en básquet en 1950. Se los acusó de ser "profesionales" y se les prohibió seguir jugando.
3 DE Noviembre 2020 - 02:02
El seleccionado argentino de básquetbol, campeón mundial en 1950 y primera Generación Dorada de la disciplina, se abrazó a la gloria deportiva en la noche del 3 de noviembre de hace 70 años en el Luna Park y casi de inmediato vivió un injusto destierro, a partir de una sanción que le aplicó el gobierno de facto que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955.
La conquista del título mundial por parte de aquel combinado albiceleste, dirigido por el DT Jorge Canavesi, reafirmó valores de solidaridad y esfuerzo colectivo, que cinco décadas más tarde otro núcleo de jugadores, encabezados por Emanuel Ginobili, copió casi en forma calcada para alzarse con la medalla de oro en los JJOO Atenas 2004.
El 3 de noviembre de 1950, en la llamada “noche de las antorchas” (una vez consumada la victoria, el público prendió velas y caminó por la Avenida Corrientes en dirección hacia el Obelisco), el seleccionado argentino venció por 64 a 50 en la final a su par de Estados Unidos, que estaba representado por trabajadores de la firma Denver Chevrolet.
Oscar Furlong, Ricardo González (capitán), Roberto Viau, Rubén Menini, Juan Carlos Uder, Omar Monza, Alberto López, Pedro Bustos, Hugo Del Vecchio, Leopoldo Contarbio, Raúl Pérez Varela, Ignacio Poletti, Alberto Lozano, José Ventura, Jorge Nuré y Vito Liva integraron un grupo de amigos, que solían juntarse en el club Palermo hasta muchos años después de la hazaña y que vivieron la sensación de codearse con los más grandes de la élite.
Luego vino el destierro. A los jugadores se los acusó de haber actuado como profesionales, en períodos donde el básquetbol no era rentado.
La Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) fue intervenida y la conducción quedó a cargo de Amador Barros Hurtado, que sugirió la apertura de un expediente llamado “Comisión Profesionalismo”. Fue el principio del destierro para estos jugadores.
El castigo dictado por la CABB en marzo de 1957, suscripto por el interventor Barros Hurtado, resultó durísimo e inentendible: inhabilitación de por vida para jugar al básquetbol por incurrir en “profesionalismo”.
“Después de 1955, cuando cayó Perón, el interventor de la CABB denunció como profesionales a todos los jugadores campeones del mundo. Regía el ‘Código del Aficionado’, un reglamento que venía del Comité Olímpico Internacional y que prohibía percibir retribuciones por jugar”, explicó el DT Canavesi, quien falleció en 2016.