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Fotos: Jan Touzeau.
Una verdadera multitud copó ayer el centro salteño. La cola en el Correo para cobrar el IFE tenía hasta 13 cuadras.
6 DE Mayo 2020 - 09:42
Como si hubieran abierto las jaulas de este encierro, los salteños salieron ayer en tropel a copar las calles del centro de la ciudad tras los anuncios sobre la apertura de los negocios que realizaron el martes la Cámara de Comercio y el Gobierno de la Provincia, y dejaron a la cuarentena a un movimiento del mate. Desde temprano una cola extraordinaria de gente a más de un metro de distancia comenzó a armarse en la puerta del Correo Argentino para cobrar el beneficio del bono de $10.000 del ingreso familiar de emergencia (IFE) destinado a monotributistas y trabajadores informales. Muchos llegaron antes de la madrugada.
“Estoy desde las 8 de la noche del martes haciendo fila para ser uno de los primeros y estoy a una cuadra y media, esto habla de la necesidad que hay por parte de los laburantes de tener algo de plata para subsistir en esta cuarentena”, señaló una de las personas que estaban primeras, sobre calle Deán Funes. La cola tuvo una extensión, por momentos, de unas 13 cuadras y se la vio hasta la intersección de calles Corrientes y Lerma. La cola cortó varias calles, en donde fue necesaria la presencia de agentes de tránsito ordenando, cuidando a los vecinos, en medio de la flexibilización caótica de la cuarentena.
En la plaza 9 de Julio fue casi normal; solo faltaron muy pocos protagonistas como los turistas y los bailarines, los escolares, los fruteros y las mesas de los bares dispuestas para las mismas caras de siempre.
La esquina de España y Mitre se volvió a convertir en un gran bazar a cielo abierto con los vendedores de barbijos, doble tela, a 50 pesos; los promesantes del Milagro rezándole a sus patronos en las escalinatas de la Catedral; los pochocleros de 30 y de 20 pesos; los sangucheros ambulantes con sus pebetes envueltos en papel film; los arbolitos manipulando billetes con guantes de látex; las personas enajenadas de la vida que volvieron a pedir monedas desde el frío piso de las recovas. Todos ellos se sumaban a una gran cantidad de clientes, peatones, personas que prefieren los locales de pagos de impuestos y servicios del centro.
En consecuencia, la reglamentación del Comité Operativo de Emergencia para que la gente pueda salir a los comercios ayer no existió.
Nadie pidió el último número de DNI a nadie y la seguridad y el cuidado de la protección sanitaria de los clientes, distancia social y la concentración de personas estuvo en manos de los propietarios de los comercios.
Fotografías: Jan Touzeau.
Las colas siguieron por el PAMI, en los bancos y por las galerías del centro, en donde recién estaban trabajando para la apertura. Lo que también quedó en evidencia al abrir los comercios son los negocios que ya cerraron definitivamente, como un efecto del contraste urbano. .