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El párroco Hermida junto a unos fieles.
El párroco de la iglesia San Juan Pablo II dejó su mensaje a los fieles.
28 DE Agosto 2020 - 02:01
En este tiempo que vive toda la provincia y particularmente la localidad fronteriza de Salvador Mazza, al padre Marcelo Hermida, párroco de la Iglesia San Juan Pablo Segundo, le toca acompañar en un aspecto fundamental como es el espiritual a la gente de su pueblo.
Y es que Salvador Mazza es en algún sentido epicentro de la lucha contra el COVID-19, con fuerzas de seguridad tanto nacionales como provinciales batallando todos los días para evitar el ingreso de ciudadanos del vecino país, todo con el objetivo de impedir que los números de la pandemia sigan en aumento.
En una localidad con lazos tan fuertes con San José de Pocitos y con Yacuiba el objetivo no es algo sencillo.
El sacerdote, que se desempeña hace 4 años en esta localidad, recordó que “fue en los últimos años que Salvador Mazza comenzó a celebrar su fiesta fundacional del 30 de agosto porque hasta ese entonces, la festividad central en esta localidad pasaba por el aspecto religioso. Las honras a la Virgen de Luján se realizan el 8 de mayo y todo lo importante se centraba en ese momento”.
“Pero es muy bueno que se recuerde a los padres fundadores de esta localidad y se revalorice el aspecto histórico, porque todo hace al sentir de una comunidad”, expresó el religioso.
En Salvador Mazza residen unos 30.000 vecinos pero cuenta con 14 capillas ubicadas prácticamente en todos los barrios de la localidad, lo que deja ver la religiosidad de su gente.
La pandemia obligó a que la comunicación entre los sacerdotes y la comunidad a la que representan se realice “mediante redes sociales, porque siempre tratamos de estar presentes y más en este momento”, dijo el religioso.
“En dos barrios, Villa Las Rosas y San Ramón Nonato, los vecinos están rezando la novena, de manera que con estos dispositivos estamos presentes, acompañándolos. Y los días viernes, también nos comunicamos, oramos juntos y le llevamos la palabra de Dios a quienes la esperan”, dijo.
La tecnología es la que permite la comunicación.
Hoy en día, a consecuencia de la pandemia “los grupos pastorales no pueden reunirse desde marzo pasado y lo mismo sucede con la catequesis, que son ambos espacios muy importantes, tanto en el aspecto espiritual como emocional y humano, porque son momentos para escucharse y compartir, con el otro, con el hermano en Cristo, que sufre lo mismo y que vive lo mismo que nosotros”, dijo el párroco.
“Pero ahora no podemos llevarlos adelante por lo que tratamos de mantener la ayuda -que podemos brindar mediante Cáritas- a las familias más necesitadas. No podemos brindar tampoco el comedor, pero entregamos bolsones a las familias más humildes que solían asistir, mediante la colaboración de la iglesia misma y de la propia comunidad de Salvador Mazza que por cierto es muy participativa cuando se trata de solidaridad”, resaltó emocionado el cura.
“Todos rogamos a nuestra madre de Luján y al mismo Cristo para que esta situación se supere lo más rápido posible, de manera de volver a encontrarnos con los fieles, con los hermanos, en especial con los que más necesitan la asistencia o una palabra de alivio. Y seguir construyendo de esa manera, desde la fe y la esperanza en el Señor, esta gran comunidad que es Salvador Mazza”, expresó el religioso.
Lamentablemente, por imperio de la pandemia no habrá este año actos oficiales multitudinarios como tampoco podrán oficiarse ceremonias religiosas que aglutinen a los miles de fieles católicos que viven en esta localidad fronteriza. Pero tienen la certeza de que todo pasará pronto y podrán volver a compartir una misa.