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Los más pequeños terminan siendo los más afectados en el acceso a la educación.
Solo 39 instituciones de las 848 que hay en Salta reciben a niños de entre 45 días y 2 años. Casi la mitad de los departamentos no tienen espacios para esta franja etaria.
11 DE Febrero 2021 - 23:53
Menos del 5 por ciento de las escuelas de nivel inicial que hay en Salta tienen jardín maternal y en casi la mitad de los departamentos de la provincia no hay oferta de jardines maternales.
De las 848 instituciones del primer nivel del sistema educativo que había en 2018, solo 39 estaban preparadas para recibir a niños de entre 45 días y 2 años de edad.
Desde 2008 hasta 2018 se abrieron solo 27 escuelas de nivel inicial en la provincia.
Estos datos surgen del libro "Mapa de la educación inicial en Argentina: puntos de partida de una agenda de equidad para la primera infancia", que presentaron el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), luego de tres años de trabajo conjunto.
La información sobre la oferta de educación inicial en todo el país parte del Relevamiento Anual de Matrículas y Cargos, que implementa el 30 de abril de cada año el Ministerio de Educación de la Nación e incluye a todos los estudiantes inscriptos en los establecimientos que componen la enseñanza oficial, tanto de gestión pública como privada.
En el libro se plantea que las escuelas infantiles, aquellas que ofrecen salas para toda la franja etaria comprendida por el nivel inicial, de 45 días a 5 años, "son las que mejor expresan la unidad pedagógica contemplada en la Ley Nacional de Educación". Señalaron que este formato permite garantizar transiciones fluidas y un trabajo pedagógico articulado y cohesivo a lo largo de toda la franja etaria.
Si bien a nivel nacional las salas de 4 y 5 años son obligatorias desde 2014, en Salta la obligatoriedad es solo para la de 5 años, mientras hay un compromiso de universalizar la oferta para los niños de 3 y 4 años.
La sala de 5, obligatoria desde 1993, está casi universalizada en todo el país.
La cobertura de la sala de 4 llega al 87% a nivel nacional, pero en Salta solo el 75 por ciento de los niños de esta edad asiste al jardín de infantes.
En relación con la sala de 3, mientras la cobertura en algunas provincias alcanza al 55 por ciento, en Salta esta es del 14 por ciento.
Solo 3 de cada 100 niños de 2 años de edad asisten a jardines maternales en la provincia.
Poco y desigual acceso
En Salta la tasa de matriculación por edad en el nivel inicial disminuye a medida que los chicos son más pequeños.
Para calcular estas tasas, en el libro se tomó el relevamiento nacional y estimaciones sobre la población total en edad escolar a partir de la reconstrucción de cohortes de nacidos vivos.
En Salta la proporción de salas de 3 en instituciones de gestión estatal es baja y su distribución favorece a los contextos más aventajados, "lo que presenta una deuda en materia de oferta con los sectores más postergados", advierten las especialistas.
Mientras en los contextos territoriales de mayor vulnerabilidad hay alrededor de un 12 por ciento de cobertura de sala de 3, en los sectores de menor vulnerabilidad hay una cobertura superior al 20 por ciento.
Como se puede ver en el libro, en los departamentos La Poma y Molinos no hay ninguna sala de 3 años.
En la provincia hay 11 departamentos que no tienen escuelas de nivel inicial con salas de jardín maternal: Los Andes, La Poma, Santa Victoria, Cafayate, Cachi, Molinos, Rosario de Lerma, Chicoana, La Viña, Guachipas y La Candelaria.
En el libro las expertas manifiestan que a nivel nacional la educación inicial es el nivel educativo con menor participación del sector estatal de todo el sistema. Incluso en las salas obligatorias, uno de cada tres niños que asiste al nivel inicial lo hace en una escuela de gestión privada.
Mientras más pequeños son los niños, mayor es la preponderancia del sector privado.
Las autoras observan que, frente al déficit de oferta estatal, muchas familias recurren al sector privado para garantizar la educación de los niños más pequeños, “lo que abre la puerta a un acceso desigual en función del nivel socioeconómico de niños y niñas”.
“La posibilidad de acceder a espacios de crianza, enseñanza y cuidado para los niños y las niñas de edades más tempranas podría mejorar las oportunidades de las familias, y en particular de las mujeres, en la disponibilidad de tiempo”, señalan las especialistas.
Explican que, de acuerdo con la información disponible sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec), la mayor participación en el trabajo doméstico no remunerado lo realizan las mujeres. Advierten que, dentro de ese tipo de trabajo, la mayor brecha de género se registra en el cuidado de personas y agregan: “Las políticas públicas pueden contribuir u obturar el avance hacia una distribución más equitativa de las cargas de cuidado y crianza”.
Nivel inicial y pandemia
Las expertas de Unicef y Cippec señalan los retos y desafíos más importantes para el diseño y la implementación de políticas integrales que garanticen el cumplimiento de los derechos de los niños. Advierten que “la primera infancia es el período de mayor desarrollo en la vida de una persona”.
Las autoras observan que las disparidades que existen en el acceso a la educación de nivel inicial se han profundizado en el contexto de la emergencia sanitaria: “La continuidad de los aprendizajes en la primera infancia tuvo un gran impacto debido a la pandemia por COVID-19, a partir de las dificultades para sostener las clases virtuales y la falta de contacto presencial entre niños y niñas y con los docentes”.
Al presentar el libro, la directora ejecutiva de Cippec, Julia Pomares, explicó que el acceso a espacios de crianza, enseñanza y cuidado es clave para hacer frente a los desafíos de disminuir la pobreza y mejorar la salud y la nutrición de la población. “Es importante que la política pública trabaje ampliando la oferta de estos espacios y que, a corto plazo, elimine la incertidumbre por el regreso de las actividades educativas en todos los niveles. La falta de presencialidad solo acrecienta la brecha que ya existe entre las familias más vulnerables y aquellas con más recursos”, agregó.