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Gustavo Moreno dialoga con el El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
El relato del único salteño conscripto que participó en el desembarco del 2 de abril y que recuerda cómo vivió la noticia de la capitulación Menéndez.
14 DE Junio 2022 - 01:36
Fue un desenlace abrumador por la aceleración de los acontecimientos que se fueron dando en cuestión de días, de horas. Poco tiempo antes, las fuerzas británicas habían tocado tierra en Malvinas y avanzaron sin detenerse hasta Puerto Argentino. El desenlace estaba latente y se produjo, finalmente, el 14 de junio de 1982 cuando el gobernador argentino de las Islas, el exgeneral Mario Benjamín Menéndez, se rindió ante el jefe de las "Task Force", Jeremy Moore.
Eso fue un lunes, hace 40 años. Un día antes la selección de César Luis Menotti, integrada por figuras rutilantes como Diego Armando Maradona, Daniel Passarella y Mario Alberto Kempes entre otros, debutaba en el Mundial de España en el peor de los contextos: con una dictadura sangrienta y el país en guerra. Ese domingo por la noche, el campeón del mundo en fútbol caía frente a Bélgica.
En ese mismo momento, la artillería inglesa recuperaba los alrededores de Puerto Argentino y se aprestaba para ingresar a la capital de las Islas.
El Comunicado Nº 165 se emitió el 15 de junio y decía: "El Estado Mayor Conjunto comunica que en el día de ayer, 14 de junio de 1982, se produjo la reunión entre el comandante de las Fuerzas inglesas, general Jeremy Moore, y el comandante de la guarnición militar Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez. En dicha reunión se labró un acta en la cual se establecen las condiciones del cese de fuego y retiro de tropas".
En Salta, el único conscripto de Infantería de Marina que participó del desembarco del 2 abril de 1982 es Gustavo Moreno y habla sobre sus recuerdos como si los estuviera viendo en una pantalla imaginaria.
"Es mucho dolor lo que se siente porque trabajamos mucho para recuperarlas (a las Malvinas) y después nos enteramos de que se rindieron. En ese momento comenzamos a recordar a los compañeros caídos, que son los verdaderos héroes. Todo ese esfuerzo de recursos y vidas había sido en vano", señaló.
En el 82 Moreno era un soldado conscripto de la Clase 62 que ya estaba a punto de obtener la baja y lo retuvieron sin decirle nada. En su año de preparación lo capacitaron como enfermero de combate así que al momento del desembarco en Puerto Argentino el salteño integraba el Batallón II de Infantería de Marina, que era un batallón escuela y que ese 2 de abril de 1982 tuvo la tarea de recuperar las islas Malvinas.
"Yo integraba la Compañía de Tiradores Foxtrot, que bajó en un vehículo anfibio cuando tomamos Malvinas. Esas compañías siempre van con radio operador y con enfermero. Yo tenía 19 años, pero ya tenía una instrucción. Había otros conscriptos que recién comenzaban y ya estaban en batalla. Hubo algunas escaramuzas y en ellas perdimos a algunos compañeros, a los cuales tuve que atender", recordó con mucho dolor.
"Después fuimos a la casa del gobernador, donde los ingleses ya se estaban rindiendo. Hubo un grupo de royal marines que huyeron porque no querían rendirse. Había que salir a perseguirlos y fui yo. Esa escaramuza siguió como hasta las 11. Hasta que vieron la superioridad numérica, porque ellos eran 14 y nosotros 40 con cañones de vehículos anfibios, y se rindieron. Esa fue la jornada del 2 de abril", dijo.
Esa compañía no estuvo mucho tiempo en Malvinas y el 5 de abril la enviaron a Río Grande (provincia de Santa Cruz). Se hizo una especie de enroque, ya que la gente del Ejército de ese lugar fue a las Islas y los de Marina fueron enviados a esa zona de frontera con Chile para estar presentes ante cualquier evento que resultara una amenaza.
Allí quedaron y las noticias no eran muchas salvo por aquel "vamos ganando". Pero el 15 de junio recibieron la información sobre la capitulación de Menéndez.
"Fue una desazón muy grande; nos dolió mucho la rendición. Automáticamente comenzamos a recordar a los caídos. Con los años, duele más porque al recuerdo de los changos que cayeron se les deben agregar las injusticias y el olvido al que nos sometieron luego los gobiernos", declaró Moreno.
Al conscripto lo enviaron al tiempo a Buenos Aires y finalmente le dieron la baja a su Servicio Militar Obligatorio el 12 de julio de 1982.
"Me dieron solo un pasaje en el Estrella del Norte desde Capital a Tucumán. Yo después me las arreglaba y no tenía nada de dinero. En Retiro conseguí unas moneditas y llamé a mi familia, que no sabía nada de mí. Les habían dicho que habíamos desaparecidos en una escaramuza en el mar. Así que cuando me escucharon no lo podían creer. Así llegué a Tucumán y encontré a un amigo chofer de La Veloz y me trajo a Salta", recordó.
En su relato es evidente que Gustavo Moreno guarda un dolor por una deuda que no tiene parámetros de cuantificación alguna.
"El pueblo argentino nunca nos olvidó, siempre nos mantiene en la memoria; no así el Estado argentino. Hubo poco apoyo a las familias de los caídos. Yo no sé cuánto vale una vida humana, creo que no tiene precio, como tampoco hay una justa condena para el olvido que promovió el Estado. Hoy seguimos luchando, pero para obtener unos pocos beneficios que nos brindan. Todos los gobiernos nos reprimieron hasta ahora, con este presidente, nos mandaron a reprimir por un reclamo justo ante Anses. Entonces yo digo que la gente no olvida y que los excombatienes viviremos por siempre en el Pueblo argentino", concluyó.