Cundió el pánico en las redes sociales jurídicas: un robot actuaría como abogado en una causa en un tribunal de EEUU. ¿Serán los abogados las primeras víctimas del desempleo tecnológico? ¿Su función se limitará a introducir una ficha en el autómata que remplazará a los sucesores del glorioso Marco Tulio Cicerón? (aunque se dice que Pericles fue el primer abogado en la historia del mundo).

La información fue revelada el pasado 3 de enero por la revista News Scientist, donde se explica que se trata de una máquina que ayudará a un acusado en un juicio por exceso de velocidad. No se reveló el lugar donde se discutirá el caso, ni el nombre del acusado. Solo se sabe que la audiencia se llevará a cabo el próximo mes. Este misterio obedecería al temor de que la barra de abogados del ignoto tribunal actúe obstaculizando la actuación del metálico colega (íy las barras de abogados son barras bravas!).

Queremos llevar tranquilidad a nuestros azorados colegas. A nuestro modo de ver hay dos puntos flojos: 1.- En primer lugar, no se trata de ninguna novedad y 2.- Todo hace presumir que en el fondo subyace una formidable campaña de marketing de la firma promotora del letrado tecnológico.

Antes de entrar en el tema específico debemos aclarar que el marco en el que se aventura que la Inteligencia Artificial (IA) producirá desempleo es bastante discutible. Hace pocos días en un artículo publicado en el diario El País, de España, el Premio Nobel Paul Krugman, señalaba que la gente lleva muchísimo tiempo preguntándose si los robots nos quitarán el trabajo. Recordaba Krugman que uno de los fundadores de la ciencia económica, David Ricardo, añadió a la tercera edición de su clásico Principios de economía política y tributación, publicada en 1821, un capítulo titulado "Sobre las máquinas" en el que intentaba mostrar de qué manera las tecnologías de la temprana Revolución Industrial podían perjudicar a los trabajadores. Lo cierto es que la Revolución Industrial no produjo desempleo, por el contrario.

Ninguna novedad

Joshua Browder, fundador de la startup que creó al robot DoNotPay" (Nopague), explicó que funciona con inteligencia artificial y ofreciendo un amplio abanico de recursos legales a los que pueden acceder mediante chatbots. Básicamente su tarea comenzará escuchando, a través de un smartphone, todo lo que se diga en la sala. Y, tras haberlo elaborado, sugerirá al acusado, conectado a través de un auricular, de qué manera responder. En definitiva, DoNoPay es una herramienta para buscar jurisprudencia y documentación legal y nada tiene que ver con un abogado robot. Es simplemente una forma más eficaz y rápida de localizar doctrina y sentencias relevantes en un caso, con el agregado del llamado procesamiento de lenguaje natural, que permite que se hagan preguntas al sistema y que el software entienda el contexto de los términos o frase a buscar.

Hace unos años ya la empresa IBM presentó a ROSS, un robot abogado, que puede tener en cuenta la ideología del juez, las partes implicadas en el juicio y los tribunales de menor rango desde los que llegan las causas. Una vez que asimila la información, responde basándose en las leyes vigentes y traduciendo la terminología. Todo indica que se trata de una operación de marketing de Joshua Browder. El mismo nombre del robot "Nopague" no significa que el sustituto sea gratuito, sino que cobrará menos de lo que cobra un abogado de carne y hueso. Parecería que toda la "experiencia" legal de DoNotPay se limita a evadir el pago de las multas de tránsito (Browder reconoció que era un pésimo conductor e ideó el sistema porque estaba atiborrado de infracciones que no sabía cómo responder).