Luciano Benavides no es una persona normal y hoy al conseguir su primer título mundial con 28 años, hasta suena lógico escribirlo, pero ¿qué niño deja la mitad de su almohada para darle espacio a sus dos motos y soñar con estas? El 77 de Husqvarna, que creció con logros propios y cercanos -obtenidos por su hermano Kevin-, tocó el cielo con las manos en una inhóspita zona del desierto marroquí poco tiempo después de haber dudado sobre sus condiciones.

Ya lo dijo a El Tribuno: "Pude hacer un click en la etapa 6 del Dakar de este año". Desde entonces ganó 10 etapas en las cinco fechas del mundial. Un justo ganador e la carrera que reúne a los mejores del mundo y que es difícil de calificarla porque si bien el Dakar es la competencia más complicada del planeta, es solo la primera fecha del campeonato del mundo. Luego siguieron Abu Dhabi, Sonora Rally (México) y el Desafío Ruta 40 en Argentina que tuvo un inmejorable cierre con su gente, en su Salta natal.

Pero regresemos a su corta edad. Siguió a Kevin que a los 3 años ya se subió a su primera moto, ambos reflejados por un gran motociclista amateur: Norberto Benavides, su papá.

Luciano pasó por diferentes disciplinas dentro del mundo de las dos ruedas y cuando Kevin debutó en el Dakar 2016, Luciano miraba de reojo con 20 años y un deseo enorme de estar ahí, pero su mamá Isis Grifasi no quería saber nada e intentó estirar lo que más pudo, aunque solo fueron 24 meses. En enero de 2018 debutaba en la competencia extrema, nada menos que en el equipo oficial KTM. A Isis, a su hermana Agostina y a Norberto, no les quedó más que apoyar. ¿Y Kevin? estuvo feliz, pero tuvo en su hermano menor a un rival directo porque él de a poco comenzaba a ser estrella en Honda.

En octubre de 2019 también fue campeón mundial de Rally Cross Country de la FIM, pero juvenil. Y este jueves, cuatro años más tarde, llegó al puesto más alto en categoría élite.

¿Qué queda ahora?

El mayor deseo es ganar el Dakar, pese a que hoy no lo piense y tiene razón. Dio el máximo en estos últimos diez meses y cuando se quiera relajar, tendrá que prepararse para otra competencia dakariana en menos de tres meses. Es el desafío de hermanos y la pulseada mano a mano entre Luciano y Kevin, dos personas que compiten "hasta para ver quién termina antes de comer", dijeron desde su entorno familiar. Uno gastará con que tiene el trofeo que otro no tiene y viceversa. 

 Hoy Luciano Benavides se acostará de nuevo en su cama, apoyará la cabeza con la almohada y tendrá que hacer más lugar: además de sus motos, se sumará el título de campeón mundial.