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ÁLVARO GARCÍA RESTA, ARQUITECTO Y URBANISTA - SECRETARIO DE DESARROLLO URBANO DE CABA.
27 DE Noviembre 2023 - 02:40
Álvaro García Resta es urbanista y arquitecto por la Universidad de Palermo; más urbanista que arquitecto, según confiesa él mismo.
Este jueves, Álvaro será el encargado de abrir las disertaciones del ciclo de charlas "Hablemos de lo que viene – Ciudades Sostenibles, Equilibrio entre desarrollo y bienestar", que organiza El Tribuno con el objetivo de pensar la Argentina y el mundo que vienen y desarrollar las herramientas necesarias para estar a la altura de las circunstancias.
Con más de 10 años de experiencia en el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), se desempeña desde el 2019 como secretario de Desarrollo Urbano en la capital del país y abordará una pregunta clave para el futuro de la Argentina: "Cómo desarrollar una ciudad más sostenible".
No solo la experiencia fáctica en CABA avala la disertación de Álvaro, ya que el encargado de abrir las charlas cursó la Maestría en Gestión y Planificación de Ciudades, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Además, es profesor adjunto de la materia Proyecto Urbano en la Cátedra Solsona Ledesma, de la FADU-UBA y profesor titular de la materia Planificación Urbana, en la Universidad Torcuato Di Tella.
En el plano internacional es también profesor invitado en la Maestría en Ciudades: Urbanismo Próximo, del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, España y fue expositor y jurado en los principales congresos nacionales e internacionales de Arquitectura y Urbanismo, brindando conferencias en distintas partes del mundo.
En diálogo con El Tribuno, Álvaro anticipó que el eje de su disertación partirá de "la idea de poder ir a compartir y a aprender también sobre esta nueva mirada de gestión del desarrollo urbano, a partir de la experiencia de Buenos Aires, para encontrar algunos casos de cómo hemos encarado esta transformación de los últimos años y, por supuesto, con una mirada un poco transversal respecto de lo que significa esta vuelta a las ciudades, este fenómeno de urbanización de los centros urbanos que está pasando a nivel mundial y que obviamente la Argentina no escapa a eso".
Por el contrario, indicó, el nuestro "es un país esencialmente urbano, donde nueve de cada diez personas viven en ciudades y donde, por ende, los desafíos de las ciudades para darle o devolverle la calidad de vida a los habitantes que eligen la ciudad para vivir son enormes".
¿Y en su caso en particular nos compartirá la experiencia del trabajo hecho en su gestión en la ciudad de Buenos Aires?
Correcto. Yo soy arquitecto urbanista, o más urbanista que arquitecto, tal vez.
Hace diez años en total que trabajo en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde tuve una primera experiencia en el área de transporte y después como subsecretario de Proyectos del Ministerio de Desarrollo Urbano y luego como secretario a cargo de la misma área.
Fueron ocho años de mucha transformación en la ciudad, pero además de mucha innovación en términos de crear herramientas para resolver los problemas que, hasta acá, no están resueltos.
Hace falta decir, porque es importante, que en el medio de esos ocho años o en el medio tirando al final, aparece una pandemia que, como en la mayoría de los ámbitos, reordena un poco el juego y eso hizo que todavía tengamos que agudizar aún más la innovación y la creación de nuevos instrumentos para gestionar las nuevas ciudades.
¿Y cómo se logra esto desde el Estado o desde un gobierno? Porque las empresas desarrolladoras tienen la mirada innovadora, pero el Estado tiene otras urgencias. ¿Cómo se hace para combinar la innovación con la respuesta a las urgencias que tiene un Estado siempre?
Te diría que Buenos Aires, en estos últimos años, es uno de los casos que más innovó.
Lo primero es trabajar en conjunto el sector público y el sector privado, siendo el sector privado el que puede generar las condiciones para la buena gestión privada. Es decir, creo que el rol del Estado es generarle buenas condiciones al desarrollo porque finalmente son los privados los que hacen, en gran parte, la ciudad; y el sector público, el Estado tiene que satisfacer, equivaler esas infraestructuras que permitan que el sector privado se desarrolle.
"La idea del Estado eficiente, como generador de condiciones para que al otro le vaya bien, es algo indiscutible en vez de un Estado ineficiente y lento que no le permite al otro desarrollarse".
Y nosotros en eso, un poco por convicción y un poco por necesidad, como decía antes, por la pandemia, por la quita de la coparticipación, porque encaramos un gobierno en los últimos cuatro años con los recursos limitados, tuvimos que desarrollar herramientas innovadoras para poder resolver los problemas trabajando en conjunto con el sector privado.
¿Y cuáles son los primeros pasos que hay que dar, en una ciudad como Salta, para ir hacia una ciudad sostenible?
Yo creo que lo más importante, y no es tan obvio, pero vale decirlo, es tener una mirada antropológica del desarrollo urbano. Es decir, finalmente la ciudad no es el problema en cuestión; o sea: al final, de lo que se trata es de las personas.
A la ciudad la hacen las personas. Y, en todo caso, la ciudad es el escenario en el cual las personas viven, se desarrollan, son productivas.
Entonces con tener una mirada antropológica, me refiero a poner a la persona en el centro de la discusión, creo que clarifica bastante. Porque durante muchos años el urbanismo discutió el objeto en vez del sujeto. Entonces discutíamos si las ciudades eran lindas, eran feas, eran grandes, eran chicas, atributos que finalmente no tienen ninguna validez en tanto y en cuanto no veamos si eso es lo que hace o no mejorar la vida de la gente.
Así que yo creo que lo primero es tener una visión concreta respecto de qué es lo que uno quiere lograr a la hora de hacer ciudad. El propósito, el por qué, el para qué uno hace lo que hace. Y luego creo que, obviamente, es importante tener un plan, ejecutarlo, entender que los proyectos finalmente son los catalizadores de esa visión.
Uno puede tener una visión muy clara, pero si finalmente los proyectos no reflejan esa visión, no llega a la gente. Esa visión, la que cataliza eso, es el proyecto. Cuando uno tiene una visión ambiental de la cuestión, y luego cuando uno hace un proyecto no atiende la ambiental, quedó en una visión.
Entonces, ¿cómo puede uno bajar eso realmente a la vida de la gente?
Yo creo que es parte de lo que vamos a recorrer en la charla, que vamos a tener que ir ilustrando con algunos casos concretos que catalizan mucho esta visión.
Y este cambio que se está por dar en la Argentina, que es un cambio que viene desde lo político, pero que también tiene que ver con lo social, lo económico y la mentalidad, si se quiere también. ¿Cree que impulsa este tipo de desarrollos?
Sí, pienso que sí, porque pienso que es un cambio más sincero respecto de lo que realmente podemos hacer como país.
Creo que la idea del Estado eficiente y liviano, como generador de condiciones para que al otro le vaya bien, es algo que es indiscutible.
En vez de tener un Estado ineficiente y lento y burocrático o burócrata, que no le permite al otro desarrollarse, la idea de poder sacarle el pie de encima a la gente es favorable.
Por eso digo que, en términos de desarrollo urbano, cuando uno genera las condiciones para la inversión, facilita los procesos para que el otro lo pueda invertir y que le vaya bien, vuelve predecibles las políticas públicas para el que invierte.
Vale decir que en el desarrollo urbano hablamos de procesos de 4, 5 e incluso 10 años algunos.
En una Argentina imprevisible, que cambia las reglas del juego todo el tiempo, creo que es imposible.
Entonces creo que esta visión más liviana, fresca, puede generar, vamos a darle todavía el beneficio del no haber arrancado, puede generar mejores condiciones para que el otro se desarrolle. Y creo que eso siempre es bueno.
¿Qué expectativas tiene para el jueves?
Yo estoy muy agradecido al diario El Tribuno por armar el evento, porque creo que poner estas cosas en agenda es muy importante. Y también por invitarme, por supuesto, porque cada vez que voy aprendo.