El cuerpo de una mujer yacía boca abajo. El de un hombre se encontraba boca arriba. Los cadáveres estaban en la cocina, en el interior de una vivienda manchada con sangre. Una escena que vuelve a retratar el horror en Salta, lamentable y aberrante imagen que dejan los asesinatos de mujeres en manos de algún hombre. En esta oportunidad, se trató de un femicidio seguido de suicidio, ocurrió ayer en el macrocentro de Salta capital.

Fuentes de la investigación que El Tribuno consultó señalaron que desde hacía dos meses, aproximadamente, estaban separados. Al parecer el hombre seguía sin aceptar la ruptura del concubinato, obsesión que lo condujo a la extrema determinación de acabar con la vida de su pareja y la suya.

Como es habitual en los femicidios perpetrados en Salta capital, intervino la fiscal especializada Mónica Poma de la Unidad de Femicidios, quien tras dirigirse al lugar del hecho ordenó las primeras diligencias tendientes a encontrar la verdad.

Los cruentos episodios se desataron en el interior de la vivienda ubicada en el pasaje Eduardo Gauna al 690, llegando a calle La Rioja al 2200, de Salta capital. Las fuentes indicaron que la pareja tenía hijos en común, pequeños que tras el horror desatado ayer quedaron huérfanos.

Antes de las 8, la nieta mayor llamó a su abuelo, dueño de la casa donde estaba viviendo su hija luego de separarse. Atemorizada, en medio de la discusión que en ese momento mantenían sus padres, la niña llamó a su abuelo para darle aviso sobre la discusión.

El padre de la víctima, a quien se identifica como C.M.G de 34 años -para preservar la identidad y el derecho de los menores-, se trasladó hasta el domicilio donde minutos antes se había desatado el espeluznante hecho, inmediatamente alertaron a la Policía.

Como en este último caso, el año pasado en Salta el 86 por ciento de las víctimas de femicidio conocía a su asesino.

¿Sin heridas?

Al cabo de algunos minutos personal policial de la comisaría 7ma. de esta ciudad se hizo presente en la escena del crimen. El padre de la mujer asesinada le abrió la puerta de la vivienda a los uniformados, lo primero que hicieron fue preservar el lugar.

En el sector de la cocina yacían los cuerpos. "La femenina se encuentra de cúbito ventral, mientras que el masculino de cúbito dorsal", se escuchó decir a uno de los policías que informaba a otro sobre la posición de los cadáveres. Mientras, fue llegando personal de la División Criminalística, profesionales del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), de la División Homicidios y la fiscal a cargo del caso.

Lo llamativo fue que en un primer momento uno de los enfermeros que observó el cuerpo de la víctima sostuvo que la misma no tenía signos de violencia. El hombre, quien fue identificado con la sigla R.A.A. de 32 años, se había degollado con un arma blanca.

De inmediato la fiscal solicitó que los cuerpos fueran trasladados al Servicio de Tanatología Forense del CIF, donde se le practicó la autopsia correspondiente, análisis que determinará el tipo de lesión que sufrió la mujer.

El número 13

Con el asesinato de C.M.G. la provincia suma el femcidio número 13 para seguir entre las de mayor índice a nivel nacional. El crimen de la mujer de 34 años ensancha la preocupante y triste lista de víctimas que fueron asesinadas por un hombre, en el marco de la violencia machista.

Se trata de un flagelo que lejos está de encontrar una solución, la matanza indiscriminada de mujeres en un contexto de violencia de género sigue con cifras y números estremecedores. Desde el 2018 a esta parte en Salta el promedio se mantuvo entre 10 y 12 víctimas, con el crimen de C.M.G el 2023 pasó a ser el peor de los últimos años.

Hace unos días, Sandra Bonari, jueza de la Corte, a cargo de la Oficina de Género del Poder Judicial de la Provincia, invitó a las representantes de los diferentes sectores feministas para ser parte de una mesa de diálogo. El motivo fue unificar criterios y la disparidad en cifras de femicidios perpetrados en Salta, entre otros aspectos.