A un robo de cartera le siguió un grave incidente la noche del miércoles pasado, aproximadamente a las 21.30, cuando un joven de 23 años, domiciliado en barrio Progreso, fue atrapado por varios vecinos que salieron en defensa de una mujer supuesta víctima del joven. Los vecinos tras perseguir al sujeto lo derribaron y comenzaron a golpearlo intentando hacer justicia por mano propia.

Fuentes consultadas aseguraron que varios le dieron una brutal paliza, más allá que víctima había ya recuperado su pertenencia.

Fuentes policiales informaron que el joven ajusticiado por los vecinos de villa Palacios responde al nombre de Leandro F. con domicilio en barrio El Progreso, quien fue detenido esa noche y trasladado hacia un centro asistencial, donde habría radicado una denuncia por los vejámenes ilegales sufridos.

Minutos más tarde su estado de salud empeoró y fue atendido en el hospital San Bernardo, donde llegó en pésimas condiciones de salud y según fuentes consultadas, con riesgo de vida. En el principal hospital de Salta fue diagnosticado de traumatismos varios y TEC, traumatismo encefalocraneano grave y se encuentra internado. El debate por la acción está en marcha y una investigación también.

No hay discusión ni justicia

La justicia por mano propia no es justicia. Ni siquiera como remedo para lavar una ofensa. Es, sin más, otro acto criminal. No hay debate posible sobre esto. El debate que esconde el imposible derecho del linchamiento es más profundo: es la fascinación por la sangre que la sociedad esgrime en los momentos críticos.