El Nº 1 del mundo, el español Carlos Alcaraz, y el serbio Novak Djokovic, Nº 3 del ranking ATP, vienen siendo los mejores jugadores del circuito desde hace más de un año, situación que podría hacerle creer a la mayoría de que ambos se enfrentaron en más de una oportunidad. Sin embargo, el duelo de este viernes, a las 9.45 (ESPN 2), por las semifinales de Roland Garros representará el segundo mano a mano entre ambos. Sí, solo se vieron las caras en el Masters 1000 de Madrid de 2022 (ajustado triunfo del español) y recién, 13 meses después, volverán a cruzarse por un lugar en la definición del Abierto de Francia.

Alcaraz intentará sacar ventaja a partir de su primer saque (necesita más de un 70% de primeros) al lado del revés de Nole, en el lado de la ventaja y abierto al momento del iguales. Si bien se topará con uno de los mejores devolvedores de la historia, cuyo objetivo será jugar esa primera bola lo más profundo y al centro posible, el objetivo suyo pasa por poder conseguir una devolución floja, sin tanto peso, para luego definir al lado libre de la cancha.

El líder de la clasificación internacional hace daño cuando puede invertirse de derecha para generar ángulos y castigar con la potencia de sus tiros. En ese sentido, Nole tratará de ponerse en modo "pared". Devolver cada uno de los impactos, ya que sabe que su rival puede llegar a bajar la precisión en los intercambios largos de más de 8-9 impactos.

Para Alcaraz no todo será potencia, puesto que también utilizará los dropshots. Ante cada oportunidad que se le presente, el murciano sorprenderá con ese golpe (viene siendo un arma fundamental en su recorrido en el Bois de Boulogne). Eso sí, el 22 veces campeón de Grand Slam ya es consciente de esa táctica. Tanto es así que en el entrenamiento de este jueves estuvo practicando, junto a Goran Ivanisevic y durante más de 20 minutos, las corridas hacia la red.

Al momento de tomar la iniciativa Nole tratará de dominar con la derecha y abrirá a Alcaraz hacia el lado del revés para que no pueda invertirse ni pegar afirmado desde la línea de base. Además, su revés paralelo para los cambios de dirección obligarían al pupilo de Juan Carlos Ferrero a un desgaste físico superior.