Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
Las necesidades económicas y las nuevas formas de trabajo llevan a muchas parejas a dejar de lado los formatos de familia con los que fueron criados, para reformularse. Mineros, trabajadores golondrinas, gendarmes o de las fuerzas armadas, son un ejemplo de cómo se vive con padres por turnos.
6 DE Abril 2024 - 17:55
“Papá se va a trabajar, pero ya vuelve”, “Mamá tiene que irse al trabajo, como vos a la escuela. Ya vuelve...." El tema es que vuelven sí, pero en 20 días, 40 o 60. Todo dependerá del trabajo de estos padres.
Algunos trabajan en las minas, otros son cosechadores de temporada y otros son gendarmes o de las fuerzas armadas.
En cada caso, estas nuevas parejas armaron sus familias rompiendo esquemas. Fueron contra los esquemas sociales, contra lo aprendido y están llevando adelante un nuevo modelo de familia, donde los resultados se verán a largo plazo.
En el caso de aquellas familias que tienen miembros de las Fuerzas Armadas o de Gendarmería, desde hace décadas, estos organismos han logrado organizar a sus miembros.
En la actualidad, cuando el personal ya cuento con un destino fijo, se le da la posibilidad de trasladar a su familia. Al menos para tenerla cerca de su puesto, pero esto no quiere decir, que mamá o papá volverán todos los días a casa. Se debe cubrir turnos y tareas, y se hacen con ausencias de la casa por más de 10 días. A veces, más de un mes.
María es hija de un miembro del Ejército. Hoy tiene 48, y todavía recuerda cómo era la vida de la familia, con cada nuevo destino de su papá. “Mi vieja se volvía loca con nosotros. Imaginate, somos tres, y ella era la encargada de todo en la ausencia de mi viejo. Ver la casa, hacerse cargo de los arreglos si hacía falta, cocinar, llevarnos a la escuela. Era una locura”, recuerda María.
Con este estilo de vida, acompañando a su padre militar, recorrieron el país. Su mamá era de Neuquén, su padre de Santiago del Estero. Ella y su hermano nacieron en Neuquén, donde sus padres se conocieron, se pusieron de novios y se casaron. La menor nació en Salta.
Al poco tiempo de recién casados comenzaron los traslados. Ambos lo sabían. Así iban a ser sus vidas, y lo aceptaron. “Cuando mi viejo estaba en la casa era un poco más relajado para mi vieja, pero nuestras tareas eran las mismas. Ellos tenían en claro cómo querían criarnos”, aseguró María.
Este matrimonio duró 54 años. La madre siempre fue ama de casa. En las épocas malas trabajó haciendo pastelería en casa. Y cuando, el militar se retiró se instalaron definitivamente en Salta, y la vida siguió. Llegaron los yernos y las nueras, los nietos, y a ellos los disfrutaron como no pudieron con los hijos. “Mi papá se encargó hasta que pudo de llevar a los chicos al colegio. Hizo con ellos todo lo que no podía con nosotros por sus tiempos. Como irse a pescar cada vez que podía”, recordó con nostalgia María.
Fernanda Fraga es actualmente gerente de RSE en Lake Resources. Tiene 48 años, hace 7 que trabaja en empresas mineras y desde el 2011 relacionada con esta industria. Llegó a trabajar en empresas mineras desde el periodismo minero, desarrollándose en Panorama Minero.
“Son los tres pilares que hacen exitosa una dinámica familiar y los hijos de esa familia van a ser saludables, siempre que esto se pueda cumplir”
“Creo que en las tareas de cuidado es donde nos sentimos más demandadas como mujeres. No solo a nivel social sino a un nivel psicológico. Dejar la familia para irse a trabajar, por ejemplo a una mina, para una mujer implica un desafío mayor”, reconoce esta mujer que advierte la lucha interna y externa que sigue llevando adelante. Si bien los años pasaron, y hace 7 que se desarrolla con este régimen de trabajo, el denominado “router”, de 20 días en la mina y 10 en su casa, la carga social y personal es todavía una tarea de todos los días.
“Además de estar batallando contra el mandato social, también está ese mandato social internalizado. Hay un sentimiento de culpa siempre, sobre todo cuando se tiene hijos chicos o un adulto mayor para cuidar”, confesó Fernanda.
Para esta mujer, lo esencial fue contar con un grupo de contención. En su caso son los familiares, su esposo, los padres y sus compañeras. Esos que entienden de qué se trata esto de irse a trabajar lejos de casa por varios días.
“Si bien esto nos parece difícil y pensarlo desde las mujeres, es más difícil todavía. Porque también tenes una cultura que es mucho más machista y más demandante con las mujeres en cuanto a su rol de madre, de esposa. Entonces, eso muchas veces determina que las mujeres elijan otro trabajo por la distancia que tiene a la mina, porque pueden estar cerca de sus comunidades y a nivel familiar”, contó esta mujer que conoce el régimen de trabajo de las mujeres de la mina, desde el primer peldaño.
Frente a esta nueva situación de trabajo que se vive en el norte del país, Fernanda destacó que actualmente se tiene comunidades que son netamente mineras, en donde tanto padre como madre son mineros. “Y no en todos los lugares se tiene en cuenta esto para armar el esquema de roster. Entonces muchas veces los chicos quedan cuidándose entre ellos o a cargo de un abuelo. Y esto de cuidarse entre hermanos es una situación muy penosa pero que pasa y hay que decirlo”, agregó.
Fernanda como gerente de RSE de Lake Resources, advierte que es el momento que la industria tenga en cuenta el rol del padre. “El rol masculino en esta situación, porque dejar a los niños 15 días o 21 días sin los dos padres, trae consecuencias importantes a nivel social. Hay que que tenerlo más en cuenta del lado de las empresas. Hay localidades donde ya se ve como esto impacto en el desarrollo educacional de los niños”, alertó.
Esta mujer reconoce que tienen el apoyo total de su esposo, con todo el compromiso ahora que los hijos son adolescente. Una etapa tan importante en la vida. “La verdad es que siguen sintiendo cuando me voy. Pero bueno, llegan a comprender la dimensión de lo que implica tener una madre trabajando en la mina”, concluyó.
Miriam y José son una joven pareja que se dedica a la cosecha de temporada. Trabajan en Colonia Santa Rosa, en las vendimias de Mendoza y en las cosechas de Río Negro. Pasan el año viajando, pero lo hacen en pareja. No tienen hijos todavía. Están en el proceso de armar su casa.
“Tenemos a nuestros padres y cuando estamos en Salta vivimos en la casa de mi mamá. Estamos tratando de trabajar así ahora para ver si podemos ir comprando nuestras cosas y ver como salimos adelante”, contó José que todavía no piensa en los hijos.
En este caso, la pareja trabaja junta, viajando constantemente, y volviendo a casa para el descanso, un par de semanas y de vuelta, al ritmo del trabajo. Solo esperan los padres que por ahora no necesitan de cuidados ni compañía.
Tres historias, donde la ausencia de la casa familiar se vive de manera diferentes, y que sin quererlo rompen los esquemas de aquel imaginario social, que se de a poco va desapareciendo, marcando nuevas relaciones y formas de organizarse.
Anabel Frías, médica psiquiatra, advierte la necesidad de entender que en la actualidad existe, lo que denomina una “dinámica familiar”, lejos de la tradicional.
“Todos los eres humanos somos diferentes, habrá diferentes dinámicas familiares. A veces las parejas, tienden a pensar, que lo esperado de una determinada familia es lo que uno trae aprendido. Lo cierto es que en estos tiempos, en que son más frecuentes los cambios, las dinámicas familiares fueron cambiando . Es frecuente encontrar diferentes modos de funcionamiento”, agrega la médica.
“Hay padres que no están mucho con los chicos pero que cuando están dan una atención de calidad, hay un disfrute”
Hablando de estas familias dinámicas, Frías ejemplificó con los trabajadores mineros, las familias con gendarmes, donde uno de los padres se va por mucho tiempo.
“A veces los hijos acompañan y uno de los integrantes de la pareja se queda en el cuidado familiar. Hay que entender que no siempre el funcionamiento familiar obedece a un determinado patrón. Se dan de acuerdo a la necesidades de ese grupo”, detalló la profesional, expresando que cada familia, en definitiva se organiza como puede, y con los elementos que tiene a mano. Lejos ya de aquella imagen tradicional, con la presencia e imagen permanente de uno de los padres y en el mejor de los casos de los dos.
Sin embargo, Anabel Frías advierte que como en toda familia, se pueden presentar signos de alarma. “Por ejemplo, cuando existen cuestionamientos a la distancia. Hay algo que se debe conversar”, alertó
Comunicarse, decir, hablar claro
Frías expresó que la comunicación es fundamental a toda dinámica familiar, donde es necesario que se transmita las molestias y las virtudes. Decir lo bueno de la familia y también las dificultades que hay.
“De acuerdo a eso, determinada familia va a establecer determinadas normas a cumplir dentro de los que es el seno familiar”, reiteró la hablar de cómo se organizan las familias.
“Una pareja en un principio debe entender que hay distintas dinámicas familiares, y seres humanos. Hay diferentes ejemplos. Entonces, hay que entender que es normal que un cónyugue se vaya 20 o 30 días o 60. Que es esperado en estos tiempos. Y entonces hay que acomodar el patrón que uno tiene de una determinada familia al patrón que uno a construido”, detalló la psiquiatra.
Frías destacó que no necesariamente el funcionamiento de una pareja o una familia tienen que ver con el tiempo de la presencia, sino con la calidad. “Hay padres que no están mucho con los chicos pero que cuando están dan una atención de calidad, hay un disfrute”, agregó.
En este detalle de formas y consejos para que estos nuevos modelos de familia funcionen y lleguen a buen puerto con todos sus integrantes es que exista: amor, entendimiento y comunicación.
“Son los tres pilares que hacen exitosa una dinámica familiar y los hijos de esa familia van a ser saludables, siempre que esto se pueda cumplir”, finalizó.