Lo que alguna vez fue una multitudinaria expresión de fe los pueblos de la Puna salteña, hoy ha quedado limitada a pequeños grupos de fieles que continúan con la tradición de caminar cientos de kilómetros al encuentro con el Señor y la Virgen del Milagro.

Se trata de un fenómeno que se viene registrando en los últimos años. Tal vez sea poco perceptible a los ojos, ya que las columnas que se ven bajar desde el departamento Los Andes son multitudinarias. Pero, gran parte de ellas están conformadas por gente de la capital y localidades cercanas a la ciudad de Salta que, en los días previos, viajan hasta San Antonio de los Cobres, Tolar Grande y otros pueblos andinos, para luego peregrinar hacia la Catedral Basílica. Luego, a su paso, se van sumando pequeños grupos de los diferentes parajes esparcidos a lo largo de la ruta nacional 51.

Como en toda expresión humana, son muchos los factores que influyen a esta merma en la cantidad de peregrinos propios de la Puna. Una de ellas es sin duda el desarrollo minero en la región, que generó alta ocupación local. Cumplir con el “pacto de fe” requiere de varios días y el ritmo laboral no lo permite. Además, como suele decirse vulgarmente, cuando las cosas andan bien…

Apelando al refrán “para muestra hace falta un botón”, este año no partirá la tradicional peregrinación desde Tolar Grande. Fuentes de la localidad señalaron que, entre otros motivos, el pueblo no tiene capacidad para alojar y atender a los peregrinos que llegan hasta allí, para dar inicio a la caminata. Tampoco disponen de la cantidad necesaria de voluntarios, que solían acompañar la marcha, ya que se encuentran trabajando en las compañías mineras. Los devotos locales irán este año a San Antonio de los Cobres, para sumarse a ese contingente.

La peregrinación desde Tolar Grande conlleva transitar casi 400 km hasta la ciudad de Salta. Son ocho días de caminata.

En síntesis, la presencia de los salteños de la Puna en el Milagro es cada vez menor y gran parte de la peregrinación que baja desde las montañas y que emociona al país, son capitalinos que previamente viajan a San Antonio de los Cobres y alrededores para realizar la travesía, cumplir una promesa, pedir un favor a los patronos tutelares de la provincia o simplemente, para dar las gracias…