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El “gringo” Aldo Durán trabaja de lustrabotas hace 36 años en la plaza 9 de Julio. Atendió a grandes artistas, médicos, fiscales, hasta embajadores, y supo conseguir el apreció de la gente. “Este oficio para mi es todo”, dijo. Mira su historia.
23 DE Agosto 2024 - 16:43
Aldo Durán más conocido como el “gringo”, es un salteño que vive en el barrio 1 de Mayo, tiene 67 años y hace 36 que trabaja de lustrabotas en la plaza 9 de Julio, todos los días viaja en su bicicleta que cuenta con una parrilla en la que carga el banquito, el cajón y herramientas para atender a su clientela. Es un oficio que se transmitió por varias generaciones en su familia y que abrazó desde los 12 años, hasta el día de hoy lo ayuda a salir adelante y a sentirse útil para la sociedad. “Este oficio para mí es todo, llegué a esta altura de mi vida gracias a mi cajón de lustrabotas”, expresó a El Tribuno con emoción.
Cuando recuerda su historia automáticamente sonríe y destaca que se inicio desde chico en el oficio que le enseñó su padre. Y fueron tres las generaciones de lustrabotas en su familia, primero su abuelo, que siempre se ubicaba en un “barcito” de la avenida jujuy, y después siguió su papá que se instalaba en la avenida san martín y general paz, y por último él como parte de la última generación siempre ubicado en la plaza 9 de Julio.
Sin embargo, contó que al llegar a la adolescencia y luego a la juventud, comenzó a “presumir” a las chicas y el cajón de lustrabotas muchas veces lo hacía sentirse “avergonzado”. Pero después, al llegar a la madurez, se dio cuenta que estaba muy mal sentirse así, sobre todo porque es un trabajo honrado y fue así que volvió a retomar su noble oficio. “Aquí estoy, y no sé por cuántos años más, pero hasta ahora lo llevo bastante bien”, sostuvo.
Sobre su familia comentó que tiene una esposa y tres hijos, los cuales son jóvenes, y ya están haciendo su vida. Sobre todo resaltó que la mayor enseñanza que les dejo es que “honren su trabajo y lo hagan siempre con respeto, que es la llave para abrir cualquier puerta de la vida”, señaló.
Aldo agradece ya que pudo llegar incluso a jubilarse, gracias a un cliente que trabaja en ANSES, quién le ayudo con los papeles y hoy cuenta con ese apoyo. “Siempre tuve que salir a pelearla, hasta el día de hoy nunca tuve planes, para mí es un mérito grande salir adelante por mí mismo”, dijo.
Luego resaltó que tuvo la oportunidad de contar con muchos contactos de la calle, doctores, abogados, jueces, fiscales, y gente común que siempre son muy buenos con él. “No puedo creer hasta dónde llegué con mis cajoncitos”.
Al recordar una anécdota destacada en su trayectoria, con mucha picardía Durán contó que vivió un momento único cuando se acercó el famoso chalchalero, Juan Carlos Saravia, y en ese momento justo estaba ocupado con otro cliente. Entonces él le dijo que “ni por una novia esperó nunca, pero que yo si lo hacía esperar y se reía”.
Además comentó que sobre música le gustan los temas del Chaqueño y los de artistas anteriores como Leo Dan, Palito Ortega y los Iracundos, son temas “espectaculares”, sostuvo.
Durán destaca la linda empatía que logró con sus clientes, quiénes hasta el día de hoy le recuerdan que pasaron hacerse lustrar los zapatos primero ellos, después sus hijos y hasta los nietos y sobrinos. “Me dicen que quedó como una herencia venir a hacerse lustrar sus calzados”, recordó.
Aldo rememoró aquel momento en el que sonó la sirena de El Tribuno, para marcar el inicio del aislamiento social y obligatorio. “Se me puso la piel de gallina, porque obviamente yo pensaba que cuando suena la sirena de El Tribuno suena, es porque algo está pasando”, expresó.
Y cuando se dio está situación tuvo que encerrarse y se cortó un poco el trabajo, pero no se quedo quieto. “Iba a trabajar a la carnicería, a la frutería, para limpiar, ayudar a montar los cajones, mercadería y sabía que algunas monedas iba a lograr llevar a mi casa”, dijo.
La fiesta del milagro es un momento muy especial para Aldo, ya que la vive con profunda fe y devoción. Resalta que gracias al Señor y la Virgen del Milagro logro ver a su pequeña hija, tras un conflicto que tuvo con su madre lo cual lo mantuvo lejos de su niña, pero pidió a los santos patronos una solución y luego de participar del final de la procesión lo consiguió.
“No pude ver durante un año a mi hijita y cuando fue la fiesta del milagro decidí participar y pedí con fuerzas verla, cuando levante la cabeza vi a su madre que venía hacia mí, con mi niña en brazos, fue increíble”, detalló entre lágrimas. ¿Cómo no voy a creer en Dios?, remarcó.
Y señalo que si bien hay mucha gente que no cree en la religión o no tiene fe, yo les digo que crean porque es algo muy “bonito”.
Sobre su gran anhelo dijo que es ver a la Argentina con progreso, ya que tiene todo para triunfar y es una potencia, pero es necesario que la corrupción se termine. Además resaltó que el futuro está en la juventud, que son la esperanza de todos. “Los viejos debemos darles paso a los jóvenes y creer en ellos”, sostuvo.
Como última reflexión Aldo dijo que lo más importante es trabajar en algo honrado y no pensar en vivir de los planes sociales, ya que al lograr conseguir algo por sí mismos, se van a sentir muy bien y notarán el progreso en sus vidas.